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El lío ambiental en el que podría enredarse el metro de la 80

POR MIGUEL OSORIO MONTOYA |

El rumor que corre entre vecinos del proyecto anuncia una tragedia ambiental: 3.000 árboles estarían en riesgo por la futura construcción del metro de la 80. La cifra causa preocupación e incertidumbre. Sin embargo, Sergio López, gerente del proyecto, es categórico al respecto: “No es cierto, esa cifra es una exageración en todos los sentidos. Es una aseveración que no es seria y que no tiene fundamentos técnicos”.

TOMADO DE: elcolombiano.comAntioquia - Medellín | El Colombiano, noticias.

Para sustentar su idea, López explicó que, en este momento, los estudios del proyecto están en fase dos. Es decir, se tiene claro el trazado de la obra (la avenida 80), pero no se sabe aún en detalle cuántas zonas verdes tendrán que ser taladas. “Vamos a dirigir los diseños de detalle para que haya el menor número de tala de árboles posibles, que en ninguna circunstancia va a superar los 800”, precisó.

El gerente adelantó que una vez quede listo el proceso de cofinanciación, hecho de la mano con el Gobierno Nacional, se dará paso al proceso licitatorio y es ahí, justamente, cuando los diseños de fase tres definen las zonas verdes. Esta fase, según los cálculos, comenzaría a finales de 2021, asumiendo que la licitación se abra en marzo de ese mismo año.

Lucas Quintero, abogado ambiental, mencionó un fantasma que aterroriza a todos: el tramo 2B del metroplús en Envigado, cuyas obras estuvieron paradas más de siete años, envueltas en polémicas jurídicas entre ambientalistas y constructores. El temor es que pueda pasar lo mismo con el metro de la 80.

Para el activista ambiental Daniel Suárez, la polémica será inevitable. Por eso, expresó, la ciudadanía debe estar muy pendiente para que no se dé “una tala masiva en una ciudad que lo que necesita es árboles”.

Conectividad ambiental

Mauricio Jaramillo, ingeniero forestal que ha estado al tanto del tema del metro, explicó que la 80, concebida en los años 60 del siglo pasado, fue pensada como un corredor estratégico para Medellín. Y no solo para la movilidad de personas, sino también de fauna; los árboles allí plantados albergan aves, ardillas, murciélagos e insectos.

“Los árboles son el verdadero fundamento que debe tener esta ciudad como estrategia contra el cambio climático. Pero este proyecto, desde mi punto de vista, apunta a un deterioro ambiental del corredor de la 80”, criticó el ingeniero.

Su tesis la sustentó así: con la construcción del metro, dijo, se romperá una conectividad ambiental importante.

El ingeniero explicó que la 80 integra las quebradas que corren por el occidente de la ciudad: La Hueso, que baja por el estadio; La Picacha, en Belén; La Iguaná, que viene de San Cristóbal. Con la tala de árboles, argumentó, las especies no tendrán esa conexión y “se perderá un activo ambiental”.

López, el gerente del Metro, contestó a esta inquietud. Dijo que cuando los diseños de fase tres estén listos, estos serán enviados al Área Metropolitana, la autoridad ambiental. Allí se definirá cuántos árboles serán talados y qué compensación se deberá hacer. “El Área Metropolitana no va a autorizar un proyecto que vaya en contra de la conectividad ecológica. Hay árboles que, lamentablemente, tendrán que ser cortados, pero para eso están las compensaciones normativas”, precisó el funcionario.

Consultados al respecto, del Área Metropolitana respondieron que, efectivamente, el Metro no ha hecho la solicitud formal de cómo se va a proceder con las zonas verdes. Desde la entidad ambiental precisaron, además, que para expedir el permiso la empresa de transporte debe ceñirse a los lineamientos del Trámite de Aprovechamiento Forestal, donde se establecen todas las condiciones en detalle.

Cuando el permiso sea otorgado se estipulará el valor de la compensación. Por ejemplo, podría ser dos a uno; es decir, por cada árbol talado tendrán que sembrar dos nuevos. Este tema está definido en la resolución metropolitana 002248 de 2018.

Pero la polémica comienza por el lugar de siembra de los nuevos árboles. Según Jaramillo, a causa del elevado costo del metro cuadrado en la zona del proyecto será muy difícil comprar predios para aprovechamiento forestal. “Hay un sofisma: ellos dicen que van a comprar tierra para reemplazar las zonas verdes, pero terminan sembrando los árboles lejos, por allá en el último recodo de Altavista o Palmitas. Los tendrían que sembrar ahí mismo para conservar la conectividad ecológica”.

En ese mismo sentido apuntó el abogado Quintero, para quien no puede pasar “que los tumben en la 80 y los planten en El Poblado”.

Ante estas inquietudes, el gerente del metro de la 80 respondió que desde ya se están adelantando estrategias. Según el funcionario, se encuentran trabajando con la secretaría de Medio Ambiente para hacer siembras incluso antes de que el proyecto comience a construirse. “Vamos a hacer compensaciones arbóreas previas. Para las comunidades es importante que se vayan plantando con tiempo suficiente, uno a uno, en los mismos territorios. La compensación será en sitio, en las quebradas que pasan por ahí y en las zonas estipuladas de siembra por el Área Metropolitana”, precisó López.

“No nos escuchan”

Jaramillo, el ingeniero forestal, adjuntó a este diario la copia de tres cartas que, desde hace cuatro años, ha enviado a la administración municipal. En ellas expresa, entre otras cosas, la importancia de los suelos para la salud de los árboles. Sin embargo, dijo, nunca ha obtenido una respuesta concreta: “Le escribí a la alcaldía y al gerente del Metro, pero no encontré una respuesta, solo evasivas. Me dicen que gracias por mi preocupación como ciudadano, pero nada más”.

La misma inquietud la tiene Daniela Giraldo, vocera del movimiento ciudadano Vecinos de la 80. Moradora del sector de la 80 con Colombia, se siente afectada por el intercambio vial que en esa zona se construye y que, en un futuro, servirá al metro. Para ella, lo que ha pasado allí es un vaticinio de lo que puede suceder con el megaproyecto. “Este año nos talaron 96 árboles entre el primero y dos de enero y no nos brindaron buena información. Dijeron ‘esto vamos a hacer’, pero no nos consultaron nunca”, explicó la mujer.

También contó que desde la colectividad pidieron, en reiteradas ocasiones, información sobre el permiso de aprovechamiento forestal. No obstante la insistencia recibieron el documento de manera tardía. Por eso, explicó, están más pendientes que nunca de lo que pueda pasar con la construcción del metro. Por ahora realizan una veeduría para saber qué especies hay y cómo podría ser la afectación del ecosistema. “Se hicieron procesos mal hechos y siempre hubo trabas para acceder a la información”, dijo Giraldo.

El gerente del proyecto respondió que aún no se han constituido las mesas de trabajo con las comunidades.

Según López, ya están recibiendo inquietudes de ciudadanos y comerciantes pero que, una vez se firme el convenio de cofinanciación, se tendrán en cuenta para el desarrollo del megaproyecto: “Hay tiempo suficiente para tomar todas estas propuestas, las que vienen del Concejo, de las personas que viven en el lugar, también de los colectivos ambientalistas. Los vamos a escuchar a todos” .

CONTEXTO DE LA NOTICIA

Con una longitud de 13,25 kilómetros, el metro de la 80 se convirtió en la segunda obra de infraestructura más ambiciosa de Medellín, como parte del plan de expansión del sistema. El trazado es por toda la avenida 80, comenzando desde el norte en la transversal 73 y terminando, en el sur, en La Aguacatala. En su recorrido hará parada en 17 estaciones y pasará sobre siete intercambios viales. Sergio López, gerente del proyecto, expresó en días pasados que el tramo 1 podría estar funcionando en 2025.

 

Por la 80, debido a la cantidad de árboles, transitan mamíferos como ardillas, murciélagos y zarigüeyas. En cuanto a flora, la variedad es amplia: falsos laureles, tulipanes africanos, cascos de vaca, gualandayes, peros de agua. Para Mauricio Jaramillo, ingeniero forestal, hay que considerar que cada árbol cumple con una función ecosistémica. Por ejemplo, explicó el experto, el hecho de que un árbol sea grande o majestuoso no quiere decir que sea más provechoso para el ecosistema.

En este sentido, la diversidad del ecosistema es esencial para el buen desarrollo ambiental. “La heterogeneidad produce la riqueza y hace consolidar el sistema”, concluyó el ingeniero.

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