José David Rodríguez perdió a dos familiares en pocos días. Ahora, su padre permanece hospitalizado.
En menos de una semana, el covid-19 dejó sin mamá y sin abuela a José David Rodríguez Caro, quien frente a la negligencia de las EPS y el cuadro clínico de su padre, hoy hospitalizado por el mismo coronavirus, encontró en las redes sociales un vehículo para levantar la voz y obtener celeridad de parte de las autoridades.
En una casa grande del barrio La Victoria vive el joven de 27 años, tecnólogo en sistemas, con su numerosa familia. Allí hace un par de semanas comenzaron los síntomas que cambiaron todo.
#QuedateEnCasa esto no es un juego, no es ver las noticias sino vivirlo y me ha tocado a mí y mi familia, mi mamá está padeciendo. En Barranquilla no hay camas, no es fácil vivir esto. Cuídate y cuida a los tuyos.
— Jose David (@josedavidrodri4) June 22, 2020
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«Mi mamá y mi tía se cuidaron mucho siempre, pero de repente comenzaron a sentir cambios de temperatura y dolores corporales. A mi tía la acompañé al médico y se fue recuperando. Mi mamá estaba muy positiva, y en un momento comenzó a tener tos. Se fue deteriorando su estado. Cuando llegó a la UCI, el médico me habló claro y me dijo que tenía que estar preparado porque ella necesitaba respirador», comentó.
Carmen Alicia Caro, madre de José David, falleció durante la madrugada del miércoles, tras una secuencia de tres paros cardiorespiratorios.
«Sentí mucha impotencia cuando fui a buscar el cuerpo de mi mamá. Al sepelio pudimos ir solo dos familiares, y en el camino veía mucha gente irrespetando la bioseguridad. Me molestó más ver a gente violando normas, mientras dos policías estaban a un lado viendo sus celulares«, agregó.
Barranquilla, esto no es mentira. Esto es una realidad. Tuve que enterrar a Mi Mamá sin poder verla, tengo a mi papá mal también, a mi abuela con síntomas. Una cosa es verla en redes y otra es vivirla, estoy destrozado con la muerte de mi mamá @jaimepumarejo @alcaldiabquilla pic.twitter.com/33scodh4Bw
— Jose David (@josedavidrodri4) June 25, 2020
La mujer de 58 años, quien por un poco más de dos décadas fue mánager de Los Gaiteros de San Jacinto en un comienzo no fue declarada como víctima del covid, pues el resultado positivo apareció cuando ya estaba sepultada.
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Siguió la angustia y las pruebas en la casa se necesitaron con urgencia. Solo denunciando por medio de Twitter y posteando al alcalde Jaime Pumarejo consiguió efectividad. Hasta el momento, permanecen en el hogar siete personas, incluyendo dos menores de edad, quienes ya tienen claro que no son portadores del virus.
Mi mamá murió de COVID-19, tuve mucho contacto con ella, tengo a mi papá hospitalizado por el mismo tema. @Mutualsereps no ha venido a mi casa a hacerme la prueba, desde el domingo los he estado esperando @jorgecura1070 @AtlanticoEmi @jaimepumarejo @alcaldiabquilla
— Jose David (@josedavidrodri4) June 27, 2020
Dolor prolongado
Juana Ortega de Caro, la abuela a la que José David sigue llamando ‘mami’ con amplia ternura, perdió rápidamente la batalla contra el covid. Fue una lucha desigual para un cuerpo de 89 años. Su deceso se produjo en casa durante la mañana del domingo y una vez más hubo que emitir súplicas por redes para que el cuerpo fuera recogido.
@jaimepumarejo @alcaldiabquilla por favor ayúdenme, la funeraria no ha venido a buscar el cuerpo de mi abuela. ya se le hizo el embalaje pero aún no han venido. @KarenMOsorio @jorgecura1070 @ImpactoNewsCol
— Jose David (@josedavidrodri4) June 28, 2020
A las dos pérdidas ocurridas en menos de ocho días, se sumó la convalecencia de su padre, Cecil Tuirán, de 62 años, a quien le fue confirmado el coronavirus y permanece en una sala de observación del Hospital Universidad del Norte.
El hombre, que hoy es uno de los 23.360 casos de covid-19 en el Atlántico, se encuentra sin empleo desde el inicio de la pandemia.
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La empresa de transporte intermunicipal a la que prestaba sus servicios canceló su contrato frente a la incertidumbre de la época. Es similar el panorama de su hijo, quien, sin empleo, se ha levantado todas las veces que la situación lo ha requerido en nombre de su familia.
Hasta hoy, José David y el resto de su familia solo esperan que sus vivencias frente a una amenaza que muchos siguen subestimando sirvan para crear un margen de conciencia.
WILHELM GARAVITO MALDONADO
*Para EL TIEMPO