El fuego ya ha consumido 170 hectáreas y arrasó con flora, fauna y cultivos de campesinos, que se unieron a bomberos y Defensa Civil para luchar contra el incendio en el Páramo de Berlín.
Continúa la emergencia en el Páramo de Berlín, en Tona, Santander, donde más de 170 hectáreas han sido consumidas por las llamas, que también acabaron con un valle de frailejones y ya llegaron hasta la carretera principal que comunica al departamento con Norte de Santander.
El fuego, que avanzó desde la vereda Ucatá, amenaza con extenderse a las antenas más altas que se ubican en la montaña.
El incendio forestal en el Páramo de Berlín posiblemente pudo originarse por la caída de un transformador eléctrico que no fue controlada a tiempo.
El viento en la zona se ha convertido en un obstáculo en la labor del Cuerpo de Bomberos y de la Defensa Civil por conjurar las llamas. Además, las ráfagas hacen casi imposible que la gente pueda sostenerse en pie.
Hasta el lugar no solo han llegado los cuerpos de bomberos, la Defensa Civil, el Ejército y la Policía, también han arribado cientos de familias campesinas desde municipios como Piedecuesta, Floridablanca, Tona y demás sectores para intentar ayudar con sus propias motobombas a regar agua sobre el fuego que arrasa con el Páramo de Berlín.
“Acá pasamos una noche larga de trabajo dura por las inclemencias del clima, porque hace mucho aire y nos dificulta la tarea de apagar este incendio”, comentó Álvaro Villamizar, quien llegó desde la vereda Cristales, en Piedecuesta.
Ellos intentan salvar cultivos de cebolla, papa y otras hortalizas que alcanzan a sembrarse en esas temperaturas.
Voluntarios perdidos
Durante la noche del martes y madrugada del miércoles, ocho miembros de la Defensa Civil y del Cuerpo de Bomberos que se encontraban en el lugar exacto del fuego en el Páramo de Berlín se perdieron durante unas dos horas. Con sus linternas lograron ser vistos por compañeros, que los rescataron y trajeron de vuelta a donde se encuentran las unidades de ayuda y carrotanques.
No ha habido víctimas fatales, pero el daño ambiental es impresionante y solo podrá calcularse cuando logren extinguir las llamas en el Páramo de Berlín, donde ya cuesta respirar, pican los ojos y arde la garganta.