Basta con que caigan las lluvia primeras gotas de lluvia en el suroccidente de Barranquilla para que se avive la zozobra entre la comunidad del barrio Las Malvinas, donde decenas de casas se pueden venirse abajo en cualquier momento por la socavación que está provocando el arroyo Don Juan.
El arroyo está canalizado, pero quienes habitan a sus alrededores afirman que la corriente es tan caudalosa que no solo se desborda del canal, sino que en cada aguacero arremete contra las viviendas, al punto que algunas casas ya han perdido las paredes del patio y de sus habitaciones.
Aristalco Berrío, habitante de la zona, cuenta que es tal la zozobra que, a muchos de sus vecinos, les ha tocado abandonar sus casas para evitar que les paredes les caigan encima y resulten víctimas de una tragedia.
«Apenas las lluvias están empezando y ya eso se está socavando. Cada día, cada vez que llueve, eso se empieza a socavar y a socavar», dice con angustia.
«Desde que empieza a caer la primera gotita, ya uno está con la mano en el corazón y reza para que no llueva, porque ese arroyo pasa fuerte y se lleva lo poco o mucho que uno tiene, lo más grande que uno ha conseguido con todo su sudor, no es posible que venga el arroyo y se lo lleve así», manifiesta.
Agrega que hace años esperan una intervención de la Alcaldía de Barranquilla para que mitigue el riesgo en esta zona de la ciudad, sin que hasta el momento les hayan brindado alguna solución.