Las familias víctimas cuestionan la tardanza en esta petición. El siniestro ocurrió en mayo de 2014.
Jaime Gutiérrez, conductor del bus en el que movilizaban los menores y Manuel Salvador Ibarra, pastor de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia en Fundación, Magdalena, en una audiencia virtual pidieron perdón a los padres de los 33 niños que murieron calcinados en mayo de 2014.
Según Carlos Ramírez Gaitán, abogado de los involucrados en el siniestro, dijo que en la audiencia de reparación integral el fin era que cada familia escuchara de viva voz de sus defendidos el arrepentimiento por la incineración del vehículo, donde además también perdió la vida un adulto.
Por su parte, el representante de las víctimas señaló que la congregación religiosa no podía sustraerse de su obligación de responder por estos hechos, además, considera que el arrepentimiento ha llegado muy tarde.
Gutiérrez e Ibarra indicaron en la diligencia que “su intención no fue otra sino a acercar a los niños a la palabra de Dios”. No obstante, el jurista accionante, cuestionó la irresponsabilidad de los acusados en el transporte ilegal de combustible en el bus, situación que propició la tragedia.
Al final, las familias aceptaron el gesto del conductor y el pastor, y al no existir ánimo conciliatorio, el juez de la causa informó que el desarrollo de esta audiencia continuará el día 26 de mayo a las 8:00 de la mañana para que las partes demandadas aporten su material probatorio.