Al parecer, un grupo de aproximadamente 15 jóvenes residentes de la zona estaban matando hasta cinco alcatraces por día para, luego, comercializar su carne.
Desde hace casi dos semanas, tanto Policía Ambiental como Barranquilla Verde, han tenido que reforzar los patrullajes en la Ciénaga de Mallorquín , luego de que pescadores y ambientalistas del corregimiento La Playa denunciaran que al menos 15 jóvenes estaban matando, con resortera en mano, hasta cinco alcatraces por día para comercializar su carne .
Así lo advirtió Luis Ávila, secretario de la Asociación de Pescadores de La Playa, Asoplaya, quien explicó que esta especie se encuentra migrando desde Canadá para buscar alimento y “engordarse”, teniendo en cuenta que la temporada invernal sigue golpeando con gran fuerza a Norteamérica.
Sin embargo, muchas no pudieron cumplir su ciclo migratorio, pues cuando bajaban su vuelo para pescar, estos jóvenes aprovechaban para matarlas, cogerlas y llevárselas.
Lo que más les genera preocupación es que esta carne se la estarían vendiendo a una supuesta habitante de la zona, de quien no tienen mucha información, para que esta, a su vez, logre comercializarla como carne de chuzo.
“Estas son aves migratorias y, como pasan a vuelo bajito para alimentarse en manada, tanto jóvenes como niños aprovechaban para lanzarles palos con las resorteras y matarlas. Fueron muchos los llamados de atención que les hicimos, pero hacían caso omiso, no nos prestaban atención”, explicó Díaz.
Asimismo, Díaz advirtió que estos animales eran desplumados y, sus pechugas eran entregadas a una supuesta comerciante.
“No sabemos quién es la señora, solo sabemos que vive en la periferia, pero está haciendo pasar esta carne como carne de chuzo para venderla”.
Aunque la situación se encuentra controlada en estos momentos, debido al acompañamiento de las autoridades ambientales de Barranquilla, siendo que desde el pasado mes de diciembre se venía presentando la misma, tanto pescadores como ambientalistas señalaron que dicho accionar representa una grave amenaza para el equilibrio de los ecosistemas.
“Además, eso no da buenas referencias para los visitantes de la Ciénaga de Mallorquín que, entre sus recorridos, miran el vuelo de estas aves”, advirtió.