POR: NELSON MATTA COLORADO |
Su ausencia en la misa hizo sospechar a los feligreses que algo malo había pasado con el obispo Emiro Enrique Coronado Navarro, en el municipio antioqueño de Copacabana.
Así que fueron a buscarlo a la vereda El Noral, al mediodía de este lunes 11 de octubre. Allí queda el santuario Cristo Redentor, donde vivía el religioso de 62 años, integrante de la Congregación Sacerdotal Internacional.
A monseñor Coronado lo encontraron en el jardín, tendido boca abajo junto a una malla, con su rostro contra la tierra. En la cabeza tenía señales de haber recibido un tremendo golpe, así que llamaron a las autoridades.
El lugar de los hechos fue registrado por los investigadores del CTI de la Fiscalía. En principio, no encontraron evidencia de que se hubieran robado las pertenencias de la víctima en la propiedad.
Los testigos relataron que la última vez que lo vieron con vida fue el viernes 8 de octubre, consumiendo licor en una fonda de la vereda, acompañado de uno de sus ayudantes de la iglesia. Ese fin de semana no ofició ninguna misa, por lo que la comunidad empezó a preguntar por él.
Según su identificación, el obispo nació en el municipio de Sabanalarga, Atlántico, el 31 de julio de 1959. Pertenecía a la Congregación Sacerdotal Internacional, un movimiento religioso con sede principal en Bogotá, y que se define a sí mismo como “católico independiente”.
Sobre la causa de su muerte, las autoridades creyeron en principio que pudo tratarse de un accidente, al caer y golpearse la cabeza. Sin embargo, lo registraron en el acta como “homicidio por establecer”, y ya adelantan las indagaciones del caso para determinar cómo sucedió.