ARGENTINA:
Guido Carelli Lynch
Agustín Rossi, Victoria Tolosa Paz y Santiago Cafiero participan en la reunión que se celebra en la sede de la calle Matheu. También está Daniel Scioli quien ya se presentó como precandidato.
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La decisión de Alberto Fernández de bajarse de su hipotética candidatura a una reelección descomprimió el clima del peronismo en la previa del Consejo del PJ, que en minutos comenzará a sesionar. Hasta bien entrada la tarde del jueves, los leales al Presidente apostaban a dilatar esa definición hasta que se acordaran lineamientos para regir la competencia interna de cara a las PASO. El primer ítem resultó ser finalmente la claudicación del jefe de Estado, que todavía se quiere proyectar como el armador electoral del oficialismo. Parece otra quimera.
El Presidente fue uno de los últimos en llegar a la renovada sede del PJ en la calle Matheu. Arribó a las 18.10 desde Olivos y previa escala en la Rosada, acompañado por Agustín Rossi, Julio Vitobello y Victoria Tolosa Paz. Media hora antes llegó por su cuenta su mano derecha, Santiago Cafiero.
El jefe de Gabinete ya había sincerado sus ganas de competir si el mandatario se bajaba mientras que el canciller no oculta su predilección por el embajador Daniel Scioli, que antes de que se bajara Fernández lanzó una campaña para pedir avales para su candidatura.
El vicejefe de Gabinete Juan Manuel Olmos, que tiene cada vez más estrechos vínculos con Sergio Massa, y es apoderado del PJ, fue uno de los primeros en llegar. Una vez más, Fernández, máxima autoridad del peronismo en los papeles, y su círculo íntimo serían minoría en la sede del PJ en la calle Matheu, que congregó a más de 70 consejero que asistieron presencialmente o vía zoom.
«No hace falta una mecánica obediente para que el peronismo funcione. Hay que fijar las reglas de competencia y avanzar. Luego, cada espacio presentará a sus candidatos», minimizaban en la mesa chica del mandatario, reducida a su mínima expresión.
Al igual que en la mesa del Frente de Todos, que se celebró en febrero, el kirchnerismo estará sobrerrepresentado. El gobernador Axel Kicillof y Eduardo «Wado» De Pedro fueron los principales delegados de Cristina Kirchner. Llegaron por separado. El gobernador, primero, luego de visitar a la Vicepresidenta en su despacho en el Congreso y De Pedro desde Aeroparque. El ministro y virtual candidato caminó 100 metros para ingresar a pie.
Antes, el ministro del Interior saludó desde Santiago del Estero la decisión del Presidente. La CGT, que -a pesar de la inflación y el dólar desbocados- insiste con guiños a Sergio Massa, tuvo a dos de sus co-secretarios generales en la reunión: Héctor Daer y Pablo Moyano.
El kirchnerismo y buena parte de los seis gobernadores que integran el Consejo y participan vía zoom se preparaban en la previa para pedirle a Fernández que se bajara. No fue necesario. Sergio Berni, uno de los máximos detractores del Presidente, fue uno de los primeros en llegar. «Ahora empieza una nueva ingeniería electoral», destacó el ministro bonaerense.
Víctor Santamaría y Eduardo Valdés también celebraron la decisión de Fernández. «Valoro la decisión. Lo hizo en pos de la unidad, no me gustaría que pase lo que está pasando en JxC. Queremos que los que pierden acompañen al que gane», destacó el diputado antes de entrar.
Con la decisión del Presidente, en la Rosada se entusiasmaban con una suerte de trámite protocolar para convocar al Congreso partidario. En la fachada del edificio del PJ sobrevivían -dañados- algunos de los afiches que colocados para la cumbre de febrero con la imagen de Cristina Kirchner y la leyenda «Proscripción al carajo», además de la pancarta elocuente «Con proscripción, no hay estrategia electoral».
La mitad de los consejeros participan vía zoom. Deberán acreditar su identidad y votar el balance partidario a través de una app, una operatoria que podría dilatar el encuentro.