La senadora Andrea Padilla solicitó a la Contraloría revisar el contrato de esterilizaciones adjudicado por la Alcaldía por presuntos sobrecostos.
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La senadora Andrea Padilla cuestionó el programa de esterilizaciones de la Alcaldía de Santa Marta, «se adjudicó un contrato por $1.111 millones de pesos para hacer 4.100 esterilizaciones y otras acciones como alimentación y atención veterinaria de animales con hogar y sin hogar».
Precisó que esta es una contratación que tiene dos pecados: «el primero es que hubo una licitación inicial que contemplaba 8 mil esterilizaciones por el mismo monto; y segundo, incluyó cosas innecesarias como pendones, papelería, sillas, mesas, collares isabelinos, un refugio temporal por $40 millones de pesos, es un derroche».
En su análisis indicó que «las cirugías están costosísimas», la Alcaldía las relacionó con un valor de $120 mil pesos, «a parte están costeando cosas que subirán el costo de cada esterilización a $176 mil pesos, lo cual es un exabrupto, pues, en otros programas del país el promedio de cada cirugía está más o menos entre $90 y $110 mil pesos».
La Senadora manifestó que en su momento se lo hizo saber a la Alcaldesa, al Secretario de Gobierno y a un delegado de la Gobernación, y dijo que solicitó a la Contraloría General una auditoría especial porque «nos preocupa que esta denuncia quede desatendida, se trata del recurso público».
Panorama animal
En relación al panorama animal en Santa Marta dijo la Senadora que es crítico, «esta ciudad es de lejos la más preocupante en materia de protección a los animales. Se ha consolidado un fenómeno que los mimos samarios llaman como botaderos, son más de 7 puntos donde la gente va y deja a los animales, como el Polideportivo, Estadio Eduardo Santos, Parque San Miguel, las playas, lugares donde la gente normalizó que puede ir allí y abandonar animales, además, no han hecho proceso de sustitución de tracción animal».
Finalmente, cuestionó el escaso recurso destinado a la protección animal y afirmó que «los proteccionistas en el país se refieren a Santa Marta como el infierno de los animales y lo más preocupante es que es un distrito turístico».