Un amplio muro ubicado sobre la Avenida Paralela se convirtió desde la semana pasada en el epicentro de una tensión que ha reabierto el debate por la situación del arte urbano en Medellín.
La situación escaló en pocos días y comenzó hace poco más de una semana, cuando un grupo de trabajadores del Distrito de uniformes verdes, que hacen parte de las jornadas de aseo y ornato que se vienen realizando en la ciudad, cubrió con una capa de pintura gris un mural.
No se trataba de un mural cualquiera, sino del ubicado poco antes de la Estación Acevedo del metro, que desde 2020 se plasmó para rechazar los asesinatos de los líderes sociales y defensores de derechos humanos en el país, con la consigna “Nos están matando”.
En una batalla simbólica, los mismos colectivos que hace cinco años lo plasmaron volvieron a reunirse para restaurarlo y sentar así su voz de protesta.
“No permitiremos que el gris del olvido intente borrar la fuerza y el mensaje de esta obra. ‘Nos Están Matando’ regresa a los muros no como un simple acto de restauración, sino como una reafirmación de nuestra resistencia y compromiso con la libertad creativa”, expresaron dichos colectivos en un pronunciamiento conjunto.
Pero el conflicto no se quedó allí. Durante la noche del pasado miércoles 8 de enero, otro colectivo de ciudadanos, liderado por el concejal del Centro Democrático, Andrés Rodríguez, El Gury, se tomó esa misma calle para volver a borrar el mural, esta vez argumentando que dicha intervención no se trataba de un ejercicio de memoria y libertad de expresión, sino de una “apología a la Primera Línea”.
“Ese muro era el último vestigio del nefasto legado de Daniel Quintero y como concejal honraré a mi ciudad las veces que sea, eso lo patrocinó el pinturismo y por eso se borra”, dijo el concejal.
Una noche después, los colectivos grafiteros regresaron y sobre la misma pintura gris que tapó su mural plasmaron uno nuevo, con la consigna “El arte no se silencia”.
Además de volver a encender una fuerte controversia política, en la que hasta el presidente Gustavo Petro aprovechó para meter la cucharada y amplificar la imagen del nuevo grafiti, en el sector cultural también se abrió un debate alrededor de las condiciones que habría para ejercer el arte urbano en las calles de Medellín.
Una de las voces más críticas fue la del representante a la Cámara por Antioquia y exconcejal de Medellín, Daniel Carvalho Mejía, quien aseveró que el proceder del Distrito deja mucho que desear en cuanto a la implementación de una política pública de arte urbano, aprobada desde 2020 a través del acuerdo 010 de ese año.
“Ese acuerdo aborda el tema del arte urbano de manera integral, entiende el fenómeno y su desarrollo en la ciudad, y por eso creó acciones e instancias, como la Mesa Graff, un espacio interinstitucional en donde se deben discutir y tomar esas decisiones, con representación de miembros de la Alcaldía, pero también de los artistas. Esto es sumamente importante”, dijo Carvalho, para quien este espacio debería haber servido para tramitar la controversia que hoy tensó las relaciones entre los colectivos grafiteros y el gobierno distrital.
“Esta política buscaba no solo darle visibilidad y dignidad a esta labor y sobre todo solucionar una contradicción que tiene la ciudad, en donde mientras a los turistas extranjeros los llevamos felices al grafitour de la Comuna 13, por la noche sale la Policía a censurar a los grafiteros o la Alcaldía a borrar los grafitis. Esto no es coherente”, apuntó el congresista, señalando que el conflicto de los últimos días daría cuenta precisamente de esa falta de diálogo.
De igual forma, Carvalho cuestionó la intervención realizada por el grupo liderado por el concejal Andrés Rodríguez, tildándola como una actitud provocadora e incitadora de más violencia.
Para conocer su posición sobre este debate, EL COLOMBIANO consultó con la Secretaría de Cultura, desde donde el secretario Santiago Silva Jaramillo controvirtió que se estuviera perpetrando una persecución contra los artistas urbanos y adujo que esos espacios interinstitucionales se buscan fortalecer.
“Durante el 2024 nos dimos a la tarea de reactivar la Mesa Graff, un espacio de encuentro que en el 2021 se había suspendido pero que era necesario volver a poner en marcha para escuchar y trabajar de la mano con los artistas gráficos urbanos de la ciudad. Esta no es solo una reunión, en donde los colectivos y las distintas dependencias de la Alcaldía nos sentamos juntos para construir acuerdos, definir proyectos y darle vida al arte en nuestros espacios públicos”, dijo el funcionario, sosteniendo que dicha mesa sesionó tres veces el año pasado, eligiendo sus integrantes, revisando ese acuerdo y formulándose un plan de trabajo.
Silva agregó que como parte de ese trabajo también se realizó en 2024 el Medellín Urbana Fest, evento en el que se realizaron conciertos, batallas de freestyle y exposiciones de arte gráfico urbano.
“Desde este mes arrancaremos con un nuevo encuentro para definir los protocolos de intervención en muros y avanzar en la reglamentación del acuerdo municipal”, agregó el secretario, argumentando que en las intervenciones de aseo y ornato no se buscaría entrar en conflicto con el arte urbano y señalando esperar que en esa mesa de concertación se ideen para este año nuevas obras.