POR CLAUDIA ARANGO HOLGUÍN
Si tiene más de nueve años seguro le tocó conocer las bombillas incandescentes, esas que se calentaban y a más de uno le quemaron un dedo al tratar de cambiarla.
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El ingeniero electricista Carlos Andrés Arredondo Orozco, profesor en Ingeniería en Energía de la Universidad de Medellín, explica que antes de 2011 la mayoría de bombillas que se usaban en Colombia, en los hogares, eran esas.
Las de luz amarilla con la que muchos crecieron generaban, según cálculos entregados por la ONU y su programa para el Medio Ambiente (Pnuma) en 2010, “un 95 % de calor y un 5 % de luz”, y lo que sucedió, explica Arredondo, es que con los planes nacionales de uso racional y eficiente de energía se hizo necesario el cambio. “Utilizar otro tipo de focos que fueran más eficientes, es decir, que no se vaya tanto en calor sino que sea más luz, y ahí es donde se pasó a las bombillas ahorradoras o fluorescentes”.
La idea con el cambio era ayudar al medio ambiente y ahorrar energía. Para el ingeniero electricista Andrés Emiro Díez Restrepo, docente de la facultad de Ingeniería Eléctrica de la UPB, se pasó “de consumos de energía por bombilla de 200 a 100 vatios, a luminarias de 14 vatios. Es un abismo, un cambio abrupto de paradigma”.
Ahorrar bien, desechar mal
Por el lado del ahorro, añade Arredondo, que la vida útil de estos elementos ya no era de un año o un año y medio si no de dos a tres años, “y sí se justificaba porque no había que cambiarla tan rápido y energéticamente era más eficiente. La ahorradora por eso recibió ese nombre, porque de verdad permitía ahorrar, en temas de tiempo y economía, no en la factura de los servicios, como mucha gente pensó, porque en la casa no hay solo bombillos, hay muchos otros aparatos”.
El problema con ellas, precisa Arredondo, es al botarlos. “Estos tienen unos gases y muchos (todavía pasa) echan la bombilla a la basura como cualquier otro residuo y eso tiene unos efectos negativos para el medio ambiente por los gases nocivos que tienen”. En los supermercados, por ejemplo, hay puntos de recolección para desecharlos correctamente.
Y llegaron las led
De las ahorradoras se pasó a los focos de un diodo emisor de luz (led por sus siglas en inglés). Explica el profesor Díez que la diferencia entre ambas es que tienen diferentes materiales semiconductores y que la led “genera menos calor”. El ingeniero Arredondo añade que “el problema ambiental con estas no es tan severo” y puntualiza Díez que la led “es más eficiente y genera colores más agradables para el ser humano”.
Antes las bombillas ahorradoras eran en su mayoría de luz blanca o luz fría, como se les dice, y ahora estos focos Led, detalla Díez, logran emular ese color amarillo de los bombillos de antaño (se ven cuando dice luz cálida en el empaque) y también otros tonos, “en el que más se habían demorado era en el led azul y por eso le dieron el Nobel en 2014 a los científicos japoneses Isamu Akasaki, Hiroshi Amano y Shuji Nakamura, por habérsela inventado, era muy difícil hacer que los electrones emitieran luz en ese rango”.
Haga cuentas: una lámpara incandescente duraba alrededor de 1.000 horas, una bombilla ahorradora (fluorescente compacta) duraba 10.000 y una led puede durar hasta 30.000 horas. Hoy se ven ahorradoras pero en su mayoría, en el mercado, están las led. En resumen, dice el ingeniero de la U. de M., el ahorro de estas luminarias hoy se da en consumo de energía con menos potencia, en la vida útil, porque puede durar ocho años y en el cuidado del medio ambiente en especial al desechar bien cualquier foco que tenga”
CONTEXTO DE LA NOTICIA
CLAVES
A LA HORA DE AHORRAR ENERGÍA EN CASA
1Al comprar un foco: a más vatios mayor cantidad de lúmenes y más calidad de luz va a tener.
2Piense en qué parte de la casa va a poner ese bombillo. En una sala puede ser de 7W, para estudiar de 12W.
