PUERTO RICO
Entre las 24 personas afectadas en el brote se encuentran tres menores, de siete meses, uno y 11 años.
También investigan si esta cepa se vincula con el alza de hospitalizaciones en la región oeste
El brote de COVID-19 en Mayagüez que hasta ahora ha dejado un saldo de 24 contagios, incluyendo cuatro fatalidades, podría estar relacionado a una variante de este virus que parece estar cobrando auge en la región oeste y no necesariamente se trata de la temida variante Delta, identificada por primera vez en India.
A pesar de que, al igual que en Estados Unidos, la variante Alpha (B.1.1.7) es la que predomina en la isla, un análisis al alza en las hospitalizaciones por COVID-19 identificada en la región oeste ha detectado la posibilidad de que otra variante del coronavirus ha ido marcando terreno en esta zona: la B.1.526 (Iota).
Mientras tanto, entre los 24 casos relacionados a este brote que Salud ha concluido se encuentra “bajo control”, se afectaron tres menores: un bebé de siete meses, un menor de un año y otro de 11.
En entrevista con El Nuevo Día el doctor José Becerra, principal oficial de epidemiología del Departamento de Salud, advirtió que, aparte de la Alpha, otra variante parece estar circulando a gran escala en esta región, por lo cual aumentaron la vigilancia epidemiológica en el oeste, particularmente en los pueblos aledaños a Mayaguez.
“Aparentemente es una variante más agresiva (a la Alpha), pero (aún así) susceptible a la vacuna (contra el COVID-19)”, sostuvo.
Precisar si la teoría es cierta, dijo, puede tardar, toda vez que el proceso de secuenciación genómica de las muestras podría demorar hasta un mes, por los pasos que conlleva su análisis.
De las 11 hospitalizaciones relacionadas a este brote, Becerra comentó que actualmente solo quedan dos personas bajo tratamiento hospitalario, todos adultos.
Según el doctor Marcos López Casillas, gerente de investigación del Fideicomiso de Salud Pública, preliminarmente se entiende que se trata de la variante Iota, identificada por primera vez en Nueva York. Esa variante, indicó, ya se ha detectado en la isla y es de alta prevalencia, pero podría explicar el alza de hospitalizaciones por COVID-19 en el oeste.
Sobre el brote de Mayaguez, señaló, se desconoce si las cuatro muertes están o no relacionadas a esta variante del virus.
Tanto Becerra como López Casillas coincidieron, en entrevistas separadas, que la dificultad de identificar variantes del virus es que el proceso de vigilancia genómica que se lleva a cabo en la isla no se nutre actualmente de una cantidad suficiente que represente a la población. Además, Becerra advirtió que en este brote en particular hubo mucha resistencia inicial entre los afectados a compartir información.
“Esas personas (del brote de Mayagüez) no estaban vacunadas. Pudiera ser cualquier variante porque ahí hubo una combinación de cero vacunación y que en su mayoría eran personas mayores de 60 años. Esa combinación mortal fue la que afectó todo el proceso”, dijo López Casillas.
Aún así el científico coincidió en que la secuenciación de esas muestras ayudará a precisar el origen del brote.
“Por eso es importante tener un programa de vigilancia genómica que monitoree ese proceso porque, aunque los casos han bajado, como quiera pudieran haber repuntes y eso puede afectar (lograr) la inmunidad de rebaño. Es algo en lo que Salud está trabajando”, dijo.
Mientras, Becerra resaltó que este brote denota que aún hay campañas de desinformación sobre las vacunas contra el COVID-19 circulando por las redes sociales. Sin embargo, advirtió que esta situación no es representativa del sector religioso ya que, según dijo, la mayoría de las iglesias del país apoyan esta vacunación. Comentó, además, que los niveles de vacunación en el pueblo de Mayaguez están bastante altos. De acuerdo con el Informe sobre Vacunación en Puerto Rico que prepara el doctor Rafael Irizarry, al 28 de junio en Mayaguez el 50.2% de su población había completado el proceso de esta vacunación.