42 trenes viejitos que fueron ensamblados a inicios de los 90 tendrán una vida útil por 25 años más.
Un trabajo paciente de casi cinco años culminó exitosamente este lunes 11 de diciembre con la modernización del último de los 42 trenes que comenzaron la operación comercial del metro de Medellín en 1995 y que ahora están listos para prestar servicio durante 25 años más.
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Lograrlo fue un nuevo hito de la ingeniería antioqueña que empezó a gestarse hace 10 años, por cuenta de un trabajo en llave entre el Metro, la Universidad Eafit y Colciencias. Entre los tres descifraron un interrogante que la empresa de sistema masivo debía responder con total acierto para garantizar una robusta flota en las siguientes tres décadas y para anotarse un gol financiero. No había margen para el error. Por eso celebraron por lo alto cuando lograron establecer que era posible reparar o cambiar la viga pivote o viga traviesa de los trenes de primera generación, los trenes MAN, cuya carrocería fue construida en Alemania, cuentan con equipo electrónico de Países Bajos y fueron ensamblados en España en 1990 para ser enviados a conformar el naciente sistema masivo de la capital antioqueña. Esto los salvó de la chatarrización.
Así que fruto de la rigurosa investigación fue posible patentar el cambio o reparación de la viga pivote que es un componente estructural fundamental del “chasis” del tren. En 2015 varios expertos del Metro iniciaron el análisis del estado de cada uno de los sistemas que componen los trenes MAN, sumados a diferentes referenciaciones y a una consultoría externa que permitió evaluar qué tan viable técnica, financiera y legalmente era adelantar una modernización de estos veteranos trenes.
El análisis arrojó que para emprender este proyecto era necesario construir una fábrica, la fábrica de trenes ubicada en los talleres del Metro, en Bello, donde podría hacerse realidad la modernización de los trenes MAN ahorrando cerca de $422.000 millones, pues el análisis financiero concluyó que salir al mercado a comprar trenes nuevos podría tener un costo superior a los $900.000 millones, según relató el gerente Tomás Elejalde.
Los expertos de la empresa que estuvieron acompañados durante el proceso de más de 600 personas y 60 empresas, todas talento nacional, recordaron el exigente desafío que tuvieron en frente. Al principio del proceso, el cambio y corte de cada viga en un coche les tomaba 72 días, pero una vez cogieron cancha y experiencia, la empresa contratista CAG junto con la empresa Maxweld lograron reducir el tiempo a seis días. En total reemplazaron 166 vigas.
También enfrentaron un reto difícil para ampliar la nave de pintura de los talleres del Metro. Al inicio se tenía previsto por el contratista importarla desde Austria, pero la pandemia tenía otros planes y debido a las restricciones y cierres esto quedó paralizado.
Ahí fue cuando tomó importante la relación que la empresa construyó durante años con las compañías locales como parte de la homologación y sustitución de materiales y componentes. En ese momento aterrizó Industrias V8 de Sabaneta, que ayudó a resolver el reto. Realizó la ampliación de la nave de pintura con alta tecnología, hermética a las partículas contaminantes y capaz de reducir el tiempo de secado promedio de 10 horas a 1,5 horas.
La modernización también incluyó la intervención interna y externa de cada tren: nueva pintura, instalación de nuevo piso, cambio de la cadena de tracción, cambio de iluminación interna, nuevo cableado, fueron algunas de las actividades realizadas. Un detalle importante en este proceso es que al cambiar el piso de madera por fibra sintética (poliextruida) la empresa evitó la tala aproximada de 1.100 árboles.
La flota renovada de 42 trenes 126 coches generará un ahorro anual de energía de 9,9 millones de kWh, consumo que equivale al de 5.400 hogares o al de 6 líneas de Metrocables. También se disminuye la emisión de ruido en 6 % de decibeles y se mejoran los niveles de iluminación con tecnología tipo led.
Según señaló Elejalde, este proyecto evidencia el conocimiento y experiencia en la industria ferroviaria de los trabajadores que integran el Metro y que participaron en cada una de las fases del proyecto, así como la capacidad de las empresas nacionales para desarrollar productos y servicios con estándares internacionales, y es muestra de la importancia de la academia para buscar soluciones innovadoras.
También agradeció al millón de usuarios que cada día usa el servicio y quienes tienen ahora la responsabilidad de ayudar a garantizar que estos tres duren al menos 25 años más al servicio de la ciudad.
