WILHELM GARAVITO MALDONADO
La historia comenzó en Los Pendales, corregimiento de Luruaco.
Un campo de girasoles con una belleza que hace poética cualquier instante entre alba y ocaso pasó rápidamente de ilusión a eje de transformación en un sector del Atlántico.
La maravilla natural ubicada en Los Pendales (corregimiento de Luruaco) es un destino turístico del Atlántico, además de un agente de transformación social.
“Este proyecto lo enmarcamos en el concepto de belleza paisajística productiva. Todo parte del 32% de contenido proteínico que surge del grano de girasol, el cual se comercializa para la alimentación de animales de granja. Y mientras el campo está florecido, la gente puede hacer ecoturismo”, explicó Alfredo Villadiego, gestor de la idea.
Fueron varias etapas las que permitieron soñar con el campo que hoy se hace inolvidable para cada visitante y que se hace popular con la ayuda de las redes sociales. En un principio, Villadiego vio espacios similares en México y otros lugares de Centroamérica.
Seguidamente, cuando irrumpió la pandemia del covid-19, el empresario estaba al frente de una finca familiar en San Jacinto (Bolívar). Allí notó las dificultades vividas en el campo colombiano debido a la falta de alimento para muchos animales, pues el mismo depende del grano de soya importado.
Nuestro campo debe ser autosuficiente y es necesario crecer a partir de la recuperación de suelos. Con esta reflexión comenzamos a trabajar en todo lo que hoy es el ecoturismo”, añadió Villadiego.
En Los Pendales
Los 15 mil metros cuadrados que han atraído a muchos visitantes en Los Pendales, incluyeron un proceso de recuperación de suelo, que consistió en que este no permaneciera compacto, como suele exigir la ganadería.
Arando la tierra con técnica ancestral, empleando ganchos en lugar de discos, comenzó la historia.
Pasados unos meses llegó el florecimiento y casi de inmediato el interés de quienes buscan replicar el modelo que une ecología, turismo y productividad.
Es así como dentro de ocho días deberá existir un campo similar en Baranoa, ubicado en la entrada de Pital de Megua. También se han fijado 45 días para que pueda ser visitado otro en Malambo, a pocos metros de la Circunvalar de La Prosperidad.
Con la felicidad que ofrece un campo de flores y los recuerdos que perduran en quien lo recorre, es claro que el ecoturismo llegó para no marcharse.
Moviendo la economía
La empresa Caminos de girasol, junto a la ONG Agrocultura, han causado un enorme impacto en la economía de Los Pendales.
Vendedoras de artesanías, cocineras y hombres que dejaron el mototaxismo para convertirse en guías turísticos, hacen parte de la transformación.
El nuevo campo que estará en Baranoa, contará con un amplio estacionamiento y más adecuaciones.
Los visitantes
Diariamente llegan visitantes al campo de girasoles en Los Pendales, principalmente desde Barranquilla, que se encuentra a una hora y 40 minutos del lugar.
El ingreso de cada persona tiene un costo de 10 mil pesos y se ofrece igualmente por 20 mil un paquete que incluye un girasol, semillas e hidratación para el recorrido.
“Durante el periodo de la pandemia pasé mucho tiempo en casa, apenas con los familiares más cercanos. Ahora que existe la oportunidad de volver a la normalidad, resulta una maravilla encontrarse espacios como este, que además no están lejos de la ciudad y son cómodos en cuanto al presupuesto. Esto es para repetirlo trayendo a cualquier turista”, expresó Juliana González, al terminar su recorrido por el campo el pasado fin de semana.
“Creo que me tomé las mejores fotos de mi vida”, añadió entre risas.
Uno de los aspectos que más garantiza la prosperidad de esta clase de cultivos, es el tiempo soleado que predomina en el Atlántico durante los 12 meses del año.
