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En zonas de rumba, menores de edad se burlan el toque de queda

El Parque Lleras es uno de los sitios donde más se ve explotación sexual infantil. Foto: Jaime Pérez.

La explotación sexual, la drogadicción y la mendicidad siguen reinando en El Poblado, el Centro, la 33 y la 70, donde se aplica la medida. Comerciantes piden más acciones.

TOMADA DE:https://www.elcolombiano.com/

El Colombiano

En el Parque Lleras de Medellín, entre el ruido indistinto de las músicas que salen de los locales comerciales, dos mujeres traban una conversación. Hablan fuerte, esforzando la garganta, para sobresalir entre el ruido. Aunque las separa una diferencia de edad de casi 30 años, ejercen la misma labor: vender bombones, paletas, cigarrillos y chicles hasta el amanecer. En las largas noches ven muchas cosas, dicen, la mayoría desagradables. Entre todas lamentan una, la mendicidad de menores de edad que “corretean” por todos lados, que duermen bajo la lluvia, que se drogan.

El Parque Lleras y su zona de influencia está dentro de los perímetros que la Alcaldía de Medellín determinó para imponer un toque de queda para menores de edad. La idea no es nueva, por supuesto, y hasta se aplicó el año pasado con resultados cuestionados; hace dos semanas se impuso de nuevo y los resultados, según los comerciantes, han sido más bien pobres.

La mujer mayor comenta que desde que se impuso el toque de queda, el pasado 3 de agosto, se ha visto más presencia de la Policía, pero ha sido insuficiente. “Por acá se ven menores de edad toda la noche. Lo principal es que piden plata y hay muchachos desde 8 o 10 años. También se ve a una mujer que pide plata con un niño de brazos. Cada rato los cogen, pero a los días otra vez están por ahí correteando”, precisa.

Muy cerca de la conversación de las mujeres, un artesano acomoda sus productos. Ha sido un día largo. Prefiere que no se divulgue su nombre, pero dice que el problema más grave del parque son los menores de edad. “Nos hacen mucho daño a nosotros los comerciantes y los turistas. Se meten a los negocios a pedir plata y, cuando no les dan, tratan mal a la gente, insultan. Hace unos meses se hizo un buen control del tema, pero no ha sido constante y no ha dado muchos resultados”, pondera el comerciante.

La razón de la Alcaldía para imponer este toque de queda, que comienza a las 7:00 de la noche y termina a las 5:00 de la mañana, y que está vigente hasta el 31 de diciembre, es prevenir la explotación sexual infantil, la mendicidad y la pornografía infantil.

Sin embargo, las cifras presentadas generan una inquietud. Este diario consultó a la administración municipal por los resultados. Desde allí detallaron que 32 menores de edad han sido sorprendidos violando la prohibición. De ellos, 27 eran hombres y solo 5 mujeres. Si la función del toque de queda es combatir la explotación infantil, un flagelo que afecta principalmente a las niñas y adolescentes, es llamativo la baja presencia de ellas en el reporte, aunque se sigan viendo en las calles.

Una cifra más reciente, compartida por la Policía Metropolitana, habla de 47 menores de edad que fueron encontrados y a quienes se les inició un proceso de restitución de derechos.

En el Lleras se mezclan otros problemas como la drogadicción y la mendicidad. A medianoche pasa un joven de unos 16 años, imberbe, pidiendo plata, desarrapado, con la boca semiabierta y los ojos desorbitados. Es uno de los que mantienen “correteando”, como dicen las mujeres que conversan.

Aunque en menor medida, las mismas problemáticas se extienden a la 70 y la 33. En esas zonas comerciales también aplica el toque de queda hasta el 31 de diciembre. En ellas, más que la explotación sexual, se hace evidente la drogadicción y la mendicidad. En el Centro, como en el Lleras, se conjugan todos los problemas. A eso se suma la cantidad de inquilinatos que hay en la zona, lo que propicia la explotación sexual.

Críticas

Iván Muñoz, integrante de la Mesa contra la Explotación Sexual de Menores en Medellín, opina que un toque de queda no es una estrategia oportuna para atacar, en su opinión, el problema de la explotación sexual.

Muñoz sostiene que el toque de queda, además de descargar la responsabilidad de la explotación en la población víctima, se queda corto, porque la actuación de los criminales en poco se ve afectada. “Es un pañito de agua tibia. Cuando la medida se suspenda, va a florecer de nuevo”, explica Muñoz.

El toque de queda, dice el expeerto, desplaza la explotación a los sectores vecinos, donde no aplica el toque de queda; también se apela al enganche en vía pública, mediante adultos, y se usan residencias; o, en un tercer momento, se dispara la oferta a través de canales virtuales y plataformas como WhatsApp.

47 menores han sido reportados por la Alcaldía por incumplir el toque de queda.

31 de diciembre es la fecha hasta la que se extiende la medida del toque de queda.

CONTEXTO DE LA NOTICIA
PARA SABER MÁS
POLÉMICA POR “BURDEL A CIELO ABIERTO”

En las últimas semanas se comentó en redes sociales que Medellín era un “burdel a cielo abierto”. Ese flagelo implica también, como es evidente, la explotación sexual de niñas, adolescentes y mujeres. No importa que el Parque Lleras esté convertido en un pantanal por las obras públicas que cambian andenes y vías, en la noche parece una plaza de pueblo en día festivo: ni la lluvia espanta a los visitantes que buscan sexo entre las mujeres que viven de la prostitución; aunque parece un negocio orgánico, detrás hay proxenetismo. Las mujeres que han acudido por ayuda a organizaciones feministas han contado que son obligadas a entregar hasta el 50 por ciento de las ganancias, sin contar que son sometidas a vejámenes.

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