Señalan a varias fondas de sobrepasar los niveles de ruido permisibles y a la alcaldía de laxitud. Ambos se defienden.
Seis años de padecimiento dice llevar una familia en Sabaneta esperando que alguien le ponga freno a la contaminación por ruido de unas fondas que convirtieron las noches y las madrugadas de jueves a domingo en un suplicio que ha deteriorado su salud progresivamente.
La familia vive en un edificio a 350 metros de la Fonda La Molienda, la principal responsable, según dicen, del ruido que padecen. El establecimiento es uno de los lugares referentes de la rumba en Sabaneta, en el que es habitual la música en vivo y la raspa de caballos hasta las 3 de la mañana.
La afectación por el ruido que genera alcanza, según la denuncia, tres manzanas a la redonda. Y todo esto ocurre, asegura dicha familia, ante la inacción de la administración municipal, pues frente a los reportes de los vecinos de edificios residenciales cada ocho días –según el testimonio–, la Policía realiza breves visitas tras lo cual responden que el establecimiento, a simple vista, cumple con la normativa y que le compete es a la alcaldía adelantar un estudio de ruido para determinar los presuntos incumplimientos.
No obstante, en los derechos de petición que han elevado ante las autoridades dicen tener conocimiento de que la alcaldía concerta con los establecimientos para que la realización de estudios de ruido sea en horarios de baja intensidad (10:00 p.m.), a pesar de saber que la verdadera actividad comienza a la medianoche y que dicha medición no arrojará una conclusión confiable sobre los niveles permisibles de ruido.
Consultamos a la alcaldía si efectivamente esta denuncia (que también menciona a las fondas Mesa del Rincón y Los Potrillos) tiene asidero, qué gestión ha hecho la administración al respecto, cuáles son los puntos críticos de contaminación por ruido en el municipio y qué estrategias adelanta la institucionalidad al respecto.
En respuesta por escrito, la administración, encabezada por el alcalde Santiago Montoya, reconoció una creciente problemática de ruido que se ha traducido “en un aumento de la recepción que quejas por afectación a la convivencia derivada del ruido y otros fenómenos diarios”.
Por tal razón, aseguran desde la administración que las secretarias de Medio Ambiente, Seguridad y Gobierno iniciaron una estrategia de impacto y reducción de esta problemática. En los operativos adelantados en los últimos dos meses cerraron tres establecimientos de comercio como resultado del debido proceso de medición de ruido.
La alcaldía validó las quejas puntuales que le fueron consultadas y manifestó que en el último comité de convivencia determinaron la necesidad de realizar un control estricto a estos establecimientos que, según dijo la administración, en el ejercicio de su actividad económica han sido objeto de quejas “constantes y concisas” por parte de la comunidad.
Según la alcaldía, en dichos controles se les exigirá certificación bomberil, medición de ruido, control efectivo a la música para que se apague media hora antes del cierre y control del espacio público. Contrario a lo que señala el testimonio, la administración municipal aseguró que el alcalde pide a la ciudadanía seguir compartiendo estas denuncias para hallar los focos que afectan la convivencia.
La familia reitera que entiende el derecho de los propietarios de tener sus negocios, pero también pide que se respete el derechos de sabaneteños a preservar su salud y bienestar.
Y plantea que, aunque en el fondo lo fundamental sería replantear los usos del suelo y el ordenamiento territorial en el municipio, su súplica inmediata es mucho más elemental y realizable: que insonoricen sus negocios.
En La Molienda aseguraron que sí tienen insonorizada la parte cerrada de la fonda y que los estudios de ruido que ha realizado la alcaldía han arrojado niveles admisibles. Aseguran, además, que los horarios de estas pruebas han sido después de la medianoche y que nunca, desde que abrió el local, han recibido requerimientos formales de la administración municipal al respecto.
Desde dicho establecimiento respondieron que los comerciantes en conjunto le han solicitado en otras ocasiones a la administración sentarse con los ciudadanos que dicen tener quejas sobre el funcionamiento de estos negocios, pero que no ha sido posible dicho diálogo e insistieron en que su actividad no incumple con las exigencias de salud y medio ambiente del municipio.
