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El drama de Marizosa en el sur de Bolívar: atrapados entre el oro y las balas

Colprensa

Augusto Puello Mestre

Una comunidad de seis mil habitantes vive en medio del fuego cruzado de tres grupos armados ilegales en el sur de Bolívar, mientras clama por la presencia del Estado

En la serranía de San Lucas, donde las montañas custodian las entrañas doradas del sur de Bolívar, el corregimiento de Marizosa, jurisdicción de Santa Rosa del Sur, se encuentra atrapado en una guerra sin tregua. Allí, más de seis mil habitantes conviven con la zozobra, la pobreza y el olvido estatal, mientras tres grupos armados ilegales se disputan el control de un territorio cuya riqueza minera alimenta la violencia.

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Según los habitantes de la zona, desde el 5 de enero, el Ejército Gaitanista, disidencias de las FARC y el ELN extendieron sus enfrentamientos hacia esta región. Según Gonzalo*, un líder comunitario, más de 400 hombres armados llegaron a la vereda Alto de las Brisas y se establecieron en medio de la población.

“El día de ayer llegaron a otra vereda llamada Los Tomates, donde hubo enfrentamientos con el ELN. Y antes de eso, en Minguillo, se enfrentaron durante dos horas con las disidencias de las FARC”, dijo en diálogo con Caracol Radio.

El eco de los combates retumba en las montañas y ahoga los intentos de la comunidad por continuar su vida cotidiana. “Nos preocupa porque hay población civil en medio de esos enfrentamientos”, señaló el líder, quien también lamentó que las autoridades no hayan respondido a las solicitudes de presencia militar en la zona.

La comunidad de Marizosa ha hecho reiterados llamados al ejército para que intervenga y frene el avance de los grupos armados ilegales. Gonzalo aseguró que el alcalde de Santa Rosa del Sur, Milton Olaya, informó a las autoridades desde el inicio de las incursiones, pero, hasta la fecha, no se ha registrado ningún despliegue militar. “Ya van prácticamente para dos semanas desde que llegaron y no vemos la presencia de la tropa. Cada día la situación se intensifica porque llegan más refuerzos de lado y lado”, manifestó. Los habitantes insisten en que la presencia de la fuerza pública es esencial para evitar el desplazamiento masivo y proteger la vida de la población civil.

Minería y abandono: el corazón del conflicto

La minería es la única fuente de sustento en Marizosa, donde las tierras no son aptas para la agricultura. “Acá exclusivamente se vive de la minería”, explicó Gonzalo. Sin embargo, la informalidad del sector y la falta de apoyo estatal han permitido que los grupos armados se aprovechen de esta actividad. “Ellos piden vacunas y controlan las economías locales”, afirmó.

A pesar de ser un corregimiento rico en recursos, Marizosa carece de servicios básicos. “Aquí no hay acueducto, no hay centro de salud, no hay alcantarillado. Todo lo que hay lo hemos construido nosotros mismos”, expresó el líder comunitario. Incluso las vías de acceso, que en verano toman cinco horas y en invierno hasta ocho, son producto del esfuerzo colectivo de los habitantes.

Aunado a este problema de los enfrentamientos, está el de la presencia de minas antipersona, que ha convertido los caminos en verdaderas trampas mortales. En 2024, según la comunidad más de 12 personas resultaron afectadas sólo en Marizosa, “muchas de ellas fallecieron o quedaron mutiladas”, remató Gonzalo. El reciente caso de un adulto mayor y su nieto, quienes perdieron sus extremidades al pisar una mina en otra zona de Santa Rosa del Sur, ilustra el peligro constante que enfrentan los habitantes.

Aunque han pasado según Gonzalo más de tres años desde que comenzaron a recrudecerse los enfrentamientos por el control de la región, la comunidad resiste. “No queremos desplazarnos, no queremos engrosar las filas de miseria”, dijo Gonzalo. Sin embargo, el líder advirtió que si no llega la atención necesaria, la población se verá obligada a abandonar sus hogares.

El drama de Marizosa sigue creciendo en el silencio de las montañas, mientras sus habitantes imploran por una respuesta que parece no llegar.

(*) Nombre cambiado a petición de la fuente

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