Son familias enteras de haitianos, africanos, venezolanos y cubanos en busca de una vida digna, y que son capaces de empeñar la misma vida.
Necoclí siempre fue un lugar de aguas tranquilas, sin embargo, con el paso de las horas se agrava la crisis humanitaria por cuenta de los miles de migrantes que permanecen represados en su espera de continuar el viaje hacia Estados Unidos.
Son familias enteras de haitianos, africanos, venezolanos y cubanos en busca de una vida digna, y que son capaces de empeñar la misma vida.
Provenientes de Chile y Brasil, no como ilegales, sino como migrantes regulares, entran al país en la frontera con Ecuador, cruzan toda Colombia hasta llegar, por sus medios, en las madrugadas a Necoclí.
Estas personas buscan un tiquete de lancha que los acerqué al Urabá chocoano, para desde allí, cruzar a pie el Tapón del Darían. Conseguir el boleto es una odisea que empieza los domingos en la calle, casi un día antes de que se abran las ventas.
Pasan la noche cuidando un puesto que se defiende como un tesoro. En los momentos previos a la venta es cuando la situación es más tensionaste.
Ahora, por un acuerdo local, solo una empresa con botes debidamente autorizados está encargada de la venta.
El alcalde de este municipio antioqueño declaró este miércoles 28 de julio, la calamidad pública ante el colapso de los servicios de atención. Las autoridades estiman que hay por lo menos 10 mil personas esperando viajar a Capurganá.
Por: Noticiasrcn.com