El hombre, de 43 años, concientiza a los ciudadanos sobre no botar basura en las calles y reciclar.
«Nosotros los barrenderos, nosotros que parecemos insignificantes somos ‘importantiosos’ en la vida de una ciudad. En nuestras escobas está la salud del pueblo, somos revolucionarios de la salud, somos una barrera contra la contaminación…», destacaba Cantinflas, a través de su personaje de Napoleón, en una de sus películas en 1982, El barrendero.
En la actualidad y, pese al paso de los años, este discurso cobra vida en José Molina, de 43 años, quién todas las mañanas se levanta muy temprano para limpiar con orgullo las calles de la capital del país.
Hace tres años trabaja en la empresa de recolección de residuos sólidos LIME y es uno de los tantos hombres y mujeres que, a diario, vemos recorriendo las calles de Bogotá vestidos con un overol azul claro y llevando en la mano un bote de basura, una pala y una escoba.
El objetivo principal de su trabajo es hacer que el espacio público permanezca limpio, para ello, no solo barre las calles sino que también se encarga de recoger los desechos de algunos ciudadanos que no sacan la basura los días que corresponden o de quienes la dejan regada en lugares no permitidos.
Situación que hace que tenga días de trabajo más fuertes que otros, especialmente los lunes, pues de acuerdo con su experiencia, son los días en los que las personas son más descuidados con la recolección de basuras.
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Así lo destaca en sus redes sociales en las que comparte con sus seguidores el día a día de su generosa labor. Mostrando calles atiborradas de basura y cómo, después de su intervención, quedan ‘relucientes’.
(¿Nos lee desde la app? vea aquí una publicación de José mostrando los desechos que recoge a diario).
Molina se siente orgulloso de su trabajo, es feliz con lo que hace y no vacila en demostrárselo al mundo entero, Para él lo más importante es que está prestando un servicio a la comunidad y que gracias a él puede suplir sus necesidades básicas e ir a conciertos.
Es por eso que ha convertido sus redes sociales en un espacio de reflexión, en el que concientiza a las personas de cuidar el medio ambiente, de ser responsables con la recolección de basuras y de tener un poco de empatía con quienes, como él, trabajan para que las calles permanezcan limpias.
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«Mi trabajo tal vez para muchos no sea el mejor o lo vean como poco, pero no es así, esto es un trabajo de servir a los demás. Estos tres años he aprendido a servir más, a contribuir a hermosear mi cuidad, a contribuir un poco con el medio ambiente«, escribió Molina en una de sus publicaciones en Instagram.
(Si nos lee desde la app vea aquí imágenes de José Molina).
Además, con su contenido en redes también busca dar un poco de esperanza y alegría a los demás, demostrándoles que lo más importante es ser agradecidos con la vida y con Dios por lo que se tiene.
A él no le importan los insultos, las miradas indiferentes o el rechazo de algunos que lo juzgan por su trabajo, no le interesa lo que puedan pensar de él por escuchar metal o por ser cristiano y tampoco le presta atención al frío y demás inclemencias del clima que tiene que soportar mientras limpia las calles. Para él lo realmente relevante es llegar a la casa con la satisfacción del deber cumplido.
«Llego muchas veces molido a casa, pero hago mi trabajo con amor, alegría sabiendo que es para Dios y que él es el que me da las fuerzas y salud y la paciencia para soportar tantas cosas. No importa lo mucho o poco que ganes pues es la bendición de Dios la que multiplica», expresó en Instagram.
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Sus redes son el reflejo de quién es: un hombre trabajador, agradecido, positivo, solidario y carismático que, más allá de concientizar sobre no ensuciar las calles, busca con su testimonio que más personas confíen en sí mismas, valoren lo que tienen y que sean felices sin importar la adversidad.
“No me interesa que me conozcan ni ser viral. Desde que logre influenciarlo a usted, darle esperanza y poner una sonrisa en su rostro”, así lo hizo saber en un ‘live’ que hizo este 17 de febrero en su Facebook.
Molina es un ejemplo de los cientos de trabajadores que embellecen Bogotá con su trabajo, contribuyendo a que sus calles permanezcan limpias y que resalte por su arquitectura y la amabilidad de su gente y no por la mugre y la basura que rodea sus avenidas.
“Como pueden ver esta es la hermosa ciudad que tenemos, donde consumimos y tiramos todo a la calle”, dijo en una de sus publicaciones.
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