Sin embargo, al crecer el león comenzó a mostrarse indispuesto por el estilo de vida que llevaba y el tener que posar por largas horas junto a cientos de turistas en Izberbash, una ciudad balneario rusa, a orillas del Mar Caspio. Además de aguantar hambre, cansancio y otro tipo de maltratos a los que era sometido para que cumpliera las exigencias de los agresores.
Pero lo peor aún no había pasado, pues aunque este león aún no ha llegado a su adultez, su tamaño, fuerza e instinto ya comenzaban a generar problemas en sus captores, quienes en un acto completamente cruel decidieron golpear hasta fracturar la patas traseras del animalito, con el fin de restringir su agilidad y así evitar que en algún momento escapara.
Este acto provocó un grave estado en el león que seguía siendo expuesto ante los turistas que, omitiendo el maltrato, continuaban pagando por fotos con el felino. Sin embargo, su amor por la vida llevó al animal a tratar de curarse lamiéndose sus heridas, pero esto no fue suficiente ya que era constantemente golpeado y mojado con agua fría.