Las autoridades buscan a dos hombres más que también estarían implicados en el homicidio de Carlos Andrés Múnera Vargas el pasado 25 de abril.
Serán 20 los años que pasará en prisión Sara Álvarez Molina, de 25 años, luego de aceptar su responsabilidad en el asesinato del conductor de aplicación Carlos Andrés Múnera Vargas, de 32 años, el pasado 25 de abril en el barrio Tricentenario, noroccidente de Medellín, en un hecho en el que también habrían participado otras dos personas.
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Álvarez Molina llegó a un preacuerdo con la Fiscalía, en el que aceptó su participación en estos hechos y fue procesada por los delitos de homicidio agravado y hurto calificado y agravado, por lo que en la audiencia, realizada el pasado martes, el juez 8 Penal del Circuito con Función de Conocimiento de Medellín lo aceptó y estableció esta condena, 19 años por el homicidio y un año más por el hurto.
Todo comenzó en la noche del día anterior, cuando Carlos Andrés recibió un servicio de la aplicación Indrive a nombre de Kim Kim, como se hacía llamar Sara en esta aplicación, en cual era solicitado en el edificio Coltejer, en el centro de Medellín, y tenía como destino la vereda El Zarzal, de Copacabana. Al ver tan atractivo el recorrido, por el monto de la carrera y que se pagaba en efectivo, no dudó en aceptarlo.
Para el viaje no solo se montó Kim Kim sino dos hombres que la acompañaban y el recorrido hasta este municipio del norte del Valle de Aburrá se desarrolló con normalidad. Al llegar al destino, estas personas no le pagaron y, por el contrario, sacaron un arma y le robaron todas las pertenencias a este conductor y acabaron por asesinarlo. Uno de los hombres tomó el volante, mientras que el cuerpo lo mandaron para la parte trasera.
De inmediato regresaron para Medellín con la idea de llevar el carro para decidir si lo desvalijaban o si lo modificaban para venderlo en otro lugar del país con una placa falsa. Así mismo, estaban buscando la manera de desaparecer el cuerpo del conductor, quien falleció, al parecer, mediante asfixia mecánica y heridas de arma cortopunzante.
Pero en el recorrido, cuando estaban pasando por la estación Tricentenario del metro, el carro sufrió una falla mecánica y se les apagó, por lo que decidieron dejarlo abandonado en la zona junto con el cuerpo sin vida del conductor. Al escapar, se le llevaron varias pertenencias a Carlos Andrés.
Al ver que este conductor no aparecía, los familiares activaron el GPS del automotor y este los llevó hasta Tricentenario, donde el carro llevaba varias horas estacionado, justo debajo del puente peatonal de esta estación. Al ver por una de las ventanillas se encontró con que Carlos Andrés estaba en el asiento trasero, sin signos vitales.
Durante las audiencias a Álvarez Molina se conoció que tanto ella como los otros dos hombres iban a recibir de a 2 millones de pesos por el hurto del vehículo. Para el caso de la mujer, a ella le iban a dar 200.000 pesos únicamente por hacer la solicitud del servicio en esta aplicación.
Tras el asesinato, estas tres personas se fueron hacia el sector El Bronx, en el centro de Medellín, para posteriormente irse a una panadería a comer con el fin de pasar el susto de lo ocurrido y pasar el trago amargo de no haber podido materializar el hurto respectivo.
Días más tarde, Sara se enteró que la estaban buscando las autoridades para responder por este asesinato y por esa razón habría huido de su vivienda, llegando al extremo que sus familiares la reportaron como desaparecida el pasado 7 de junio.
Hasta el momento no se ha establecido si esta mujer pertenecería a alguna estructura criminal organizada o si ella y los dos hombres implicados en este hecho harían parte de la delincuencia común que ataca a los conductores de aplicación, principalmente en el norte del Valle de Aburrá, dejando a otros cuatro conductores muertos, además de Carlos Andrés.