Los delincuentes coordinaban junto a su mamá, las rutas donde iban a atracar, los horarios con más afluencia y analizaban con días de anticipación a sus víctimas.
Una familia conformada por cuatro integrantes, aprovechaba su destreza y sagacidad para robar a los usuarios del sistema de transporte público de Bogotá, bajo la modalidad de cosquilleo en las localidades de Kennedy, Engativá, Bosa y Fontibón.
Los cabecillas planeaban cada noche, cuáles eran las rutas más congestionadas y los horarios más convenientes para abordar los buses.
Alias ‘Chilingo’ y alias ‘Lucho’, hacían el estudio con días de antelación de los lugares para ubicar rutas de escape y perfilar a sus víctimas observando detalladamente qué elementos de valor llevaban consigo, especialmente dispositivos celulares.
Una vez entraban al bus, los delincuentes ponían en práctica sus roles previamente definidos, unos entablaban conversaciones para generar distracción, otros empujaban y apretaban a las personas para que no se pudieran mover, además, el más importante era quien interpretaba el rol de ‘lanza’, era el que ágilmente sacaba del bolsillo o del bolso de las víctimas los celulares y demás cosas de valor.
Cuando el objeto estaba en poder del ‘lanza’, alias ‘La Cucha‘, mamá de los dos cabecillas, recibía las pertenencias para no levantar sospechas y escapar como si nada por las rutas del SITP.
Los delincuentes al final de el día se repartían las ganancias, le ofrecían los celulares a un reclutador que los liberaba y planeaban el robo del día siguiente.
En el proceso de indagación fue posible establecer que cada uno de los capturados se encontraban inmersos en otras investigaciones por el delito de hurto y homicidio.
Un juez les imputó cargos por los delitos de concierto para delinquir en concurso heterogéneo con hurto agravado y serán enviados a un centro carcelario.
