Cocorná y El Carmen de Viboral buscan definir los límites de sus municipios, que datan de 1913. Entre la discusión también quedó incluido la delimitación del atractivo turístico antioqueño.
Una “pelea” por los límites de dos municipios hermanos, que lleva ya más de 15 años, tiene en el medio al cañón del río Melcocho, una de las joyas turísticas más reconocidas del departamento, la cual es visitada anualmente por miles de turistas.
En la Asamblea de Antioquia se dio hace poco uno de los capítulos decisivos en el diferendo limítrofe que actualmente tienen los municipios de El Carmen de Viboral y Cocorná, surgidos a raíz de la “disputa” por definir a quien pertenecen una parte de los territorios de ambas localidades del Oriente antioqueño.
Para entender mejor el asunto hay que remontarse 15 años atrás cuando desde Cocorná se dio aviso de la falta de claridad en los límites de algunas veredas, pues unas eran reclamadas por El Carmen y otras por Cocorná.
Mientras una de las partes reclama que los límites establecidos en la Ordenanza 045 de 1913 (que estableció los linderos entre ambos territorios) eran imprecisos y debían revisarse, la otra indicaba que estos eran más que claros.
El asunto, que debe resolver la Asamblea Departamental, siguió avanzando hasta que el 21 de octubre de 2019 se emitió la Resolución 1323 para que el Instituto Geográfico Agustin Codazzi (Igac) mediara en el asunto y lo zanjara de una vez.
El Igac estableció que, a ojos de hoy, lo estipulado en la Ordenanza 045 tiene imprecisiones, ambigüedades y la ausencia de un tramo por lo que fue necesario no solo recabar documentación antigua que diera cuenta de la tradición de los territorios, sino también visitas técnicas a la zona para establecer los puntos de los que hablaba la Ordenanza.
Posteriormente cada una de las partes, así como el Igac, presentó sus propuestas de como deberían quedar los límites.
Desde El Carmen propusieron dejar las cosas como están hoy y con los territorios que dicen ser de su jurisdicción bajo su tutela. Esto haría que veredas como El Roblal, El Retiro, El Cocuyo, El Cypres, Villahermosa, La Palma y San Vicente pasen a dominio carmelitano.
Mientras que Cocorná propuso que –según los documentos oficiales– las veredas El Brasil, Dos Quebradas, Agua Bonita, La Cascada, El Roblal, El Retiro, La Cristalina, El Cocuyo, El Porvenir y el Estío (que suman cerca de 3.800 hectáreas) vuelvan a su jurisdicción.
Mención especial merecen El Roblal, El Retiro y El Cocuyo, pues son la zona de acceso e injerencia del río Melcocho; así como El Brasil y Dos Quebradas hacen parte del cañón del río Santo Domingo. Estos dos cañones poseen cristalinas aguas que se han vuelto uno de los atractivos turísticos más importantes del departamento y que de a poco se perfilan como una maravilla natural tan importante como Caño Cristales en el Meta.
Y aunque las alcaldías no lo mencionen directamente, no es descabellado concluir que entre sus pretensiones esté beneficiarse de la derrama económica que dejan los turistas en la zona de los cañones del Melcocho y Santo Domingo, que antes de la disputa estaba distribuida en 26.500 hectáreas, de las cuales el 62% están en jurisdicción de El Carmen de Viboral.
De hecho, desde El Carmen, su alcalde Hugo Jiménez señaló que la presencia del municipio en los cañones del Melcocho y Santo Domingo ha sido constante, permanente y decidida. Y que esta se ha materializado “en el acompañamiento y defensa en cuidado del territorio”.
Mientras que desde Cocorná, su mandatario David Gómez apuntó que actualmente las veredas que tienen injerencia con los dos atractivos son y seguirán siendo de Cocorná.
En la sesión del 20 de junio en la Asamblea, el Igac presentó lo que sería considerado por varios como una “solución salomónica” en la que se retomaban y se ratificaban muchos de los límites de la Ordenanza 045. Según la entidad, la propuesta emanaba del acompañamiento que en campo hicieron los miembros de Planeación de cada municipio a las zonas mencionadas por la Ordenanza.
Sin embargo, la propuesta presentada por el Igac fue interpretada como una que aceptaba las pretensiones de Cocorná, por lo que hubo réplicas por parte del alcalde de El Carmen y algunos de sus funcionarios.
“En la tercera sesión en la que se visitó el terreno, el municipio de El Carmen no participó porque se cambió la fecha de la visita el día anterior. Es decir, que a los ocho días de la visita programada al sitio solo fueron el Igac y el municipio de Cocorná. Esto da parte de la definición en el acta de los linderos”, comentó el alcalde Hugo Jiménez.
Jiménez también detalló que por 111 años El Carmen ha atendido las necesidades de los territorios en disputa y que para él son parte de su municipio, ya que “catastralmente siempre han sido de El Carmen”.
Sin embargo, desde Cocorná también tienen reparos a lo propuesto por el Igac, pues en muchos puntos importante infraestructura quedó mocha.
“En algunos puntos pedimos criterios de medición porque, por ejemplo, en las veredas La Palma y San Vicente las escuelas nos quedaron una mitad en Cocorná y la otra mitad en El Carmen. Y en Villahermosa y El Ciprés, los territorios quedaron en Cocorná, pero las escuelas o las sedes comunales quedaron en jurisdicción de El Carmen”, detalló Gómez.
Pese al detalle de la disputa, un gran elemento estaría quedando por fuera de la discusión: el sentir de las comunidades que se verían afectadas tras la confirmación de los nuevos linderos municipales.
En diálogo con EL COLOMBIANO, algunos residentes señalaron que si bien es muy apresurado hablar de las implicaciones del litigio, en ellas se debe tener en cuenta la voz de la gente.
“No se ha tenido en cuenta en este litigio de dónde es la gente y cuál es ese municipio con el que se siente más identificada la comunidad, y en eso no hay un consenso absoluto. Muchos dicen que son más de El Carmen, otros que se sienten mejor con Cocorná”, comentó una lugareña.
Además, teniendo en cuenta que muchos de los ejercicios de control turístico y ambiental de la zona prácticamente han surgido por la autogestión de los habitantes, estos también reclaman que en la discusión se dé claridad sobre la autonomía, la gestión y el desarrollo de la gente en sus actividades, sobre todo las que se dan alrededor del Melcocho y el cañón del Santo Domingo, independiente de qué la alcaldía rija su jurisdicción sobre ellos.
La disputa continúa y cada territorio sigue dando sus argumentos de por qué debería aplicarse su propuesta de límites. Sin embargo, será la Asamblea de Antioquia la que decida el futuro de ambos territorios en cerca de dos meses, pues como le confirmó uno de los diputados a este diario, se espera que la decisión sobre este diferendo limítrofe se defina en las sesiones ordinarias programadas entre octubre y noviembre de este año.