Una de estas actividades que atentan contra el río fue suspendida en las últimas horas por la Corporación Autónoma de Cundinamarca, en jurisdicción del municipio de Chocontá.
En la vereda Chingacío, zona rural de esta unidad territorial, un equipo especializado de la autoridad ambiental, en compañía de la fuerza pública, realizó una visita de inspección a un establecimiento dedicado al curtido de pieles.
La diligencia se llevó a cabo con el objetivo de comprobar las denuncias e indicios sobre una práctica ambiental indebido de la curtiembre, la cual, a pesar de tener una licencia activa desde 2017 para el vertimiento de sus desechos, estaría abusando de dicho permiso.
De esta manera, ppoyados en profesionales de la dirección regional Almeidas y Guatavita y del Laboratorio Ambiental de la Corporación, el equipo de la CAR pudo constatar el vertimiento de aguas residuales no domésticas sin tratamiento alguno, provenientes de la actividad de curtido de pieles.
En el sitio se identificaron al menos cinco bombos, diez pieles en crudo, 235 pieles en wet blue (cuero procesado al que tras la aplicación del cromo se encuentra húmedo y sin tintas ni acabados); 200 pieles en secado, otras 35 terminadas y listas para comercializar, además de maquinaria.
“Es inaceptable que en el mismo lugar en el que nace, comience a morir el río Bogotá, y por eso no cederemos en la protección y defensa de esta corriente hídrica” afirmó el director general de la CAR, Alfred Ignacio Ballesteros.
Las aguas producto del curtido estaban siendo dispuestas directamente sobre el piso en concreto y de ahí conducidas por gravedad a través de tuberías enrocadas hasta su disposición final en el río Bogotá, en una distancia aproximada de 362 metros.
De manera particular los técnicos se enfocaron en el hecho de que aun cuando esta curtiembre cuenta con una PTAR, su funcionamiento es parcial y al momento del operativo no se encontraba activa.
Por tal motivo, el operativo finalizó con el levantamiento y lectura del acta de imposición de medida preventiva en flagrancia, mientras se avanza en el análisis de los impactos identificados en el informe técnico y muestreos realizados por el Laboratorio Ambiental de la CAR.