La cruz de Copacabana es visible desde el cielo y es parte de un sendero religioso que miles recorren. Descubre qué lo hace tan especial.
En el cerro El Cabuyal, ubicado en el municipio de Copacabana, Antioquia, existe una cruz metálica de aproximadamente 25 metros de altura que no solo prevalece en el paisaje, sino que guarda una historia de fe y gratitud.
El Monumento a la Santa Cruz fue construido en 1968 por iniciativa del padre Jesús Bernal Vélez como cumplimiento de una promesa personal tras sobrevivir, junto a su madre, a un accidente automovilístico.
Lo que comenzó como un gesto devocional terminó convirtiéndose en uno de los lugares más representativos de Copacabana, tanto por su valor espiritual como por su integración a la vida cultural, deportiva y turística del municipio.
Una construcción hecha por la comunidad
La edificación de la cruz fue posible gracias al esfuerzo conjunto de los habitantes. Según la Alcaldía de Copacabana, estudiantes jóvenes subieron a mano los adobes y el hierro necesarios para levantar la estructura.
Pocos años después de su construcción, y coincidiendo con la llegada de la energía eléctrica al municipio, la cruz comenzó a iluminarse por las noches, lo que la convirtió en un referente visual visible incluso desde el aire. De ahí, surgió el nombre coloquial de “el pueblito de la cruz”.
La Cruz de Copacabana: Un lugar de peregrinación y actividad al aire libre
Este monumento forma parte del sendero religioso de Antioquia, por lo que cada año miles de personas lo visitan como acto de fe. Pero también es un punto de encuentro para senderistas, ciclistas y amantes de la naturaleza.
Se puede acceder al sitio caminando por la vía a Cristo Rey. Desde la cima, el mirador natural ofrece una vista panorámica única de los municipios de Copacabana y Bello. Para quienes prefieren un acceso más directo, también hay transporte colectivo desde el parque principal del municipio.
Copacabana: historia, tradición y territorio estratégico
Más allá de la cruz, Copacabana es reconocida por su mezcla de cultura, espiritualidad y naturaleza. Su ubicación en el Valle de Aburrá la convierte en un punto clave, y, según Antioquia es Mágica, su legado histórico es notable: allí se ofició la primera misa católica del valle, el 8 de septiembre de 1541, en la iglesia Nuestra Señora de San Juan de la Tasajera.