Un carro blindado del Ejército de Bolivia, liderado por el exgeneral Zúñiga, irrumpió en la Casa Grande en un fallido intento de golpe de Estado contra el presidente Luis Arce, generando tensión nacional.
Miguel Orlando AlgueroEl presidente de Bolivia, Luis Arce, encara su peor crisis tras el fallido golpe de Estado que elevó aún más la tensión en el país, agobiado por la falta de dólares y combustible.
Arce, de 60 años y en el poder desde 2020, estuvo el miércoles bajo el asedio de militares con tanques que trataron de irrumpir en el palacio presidencial, donde se encontraba el mandatario cuando estalló la sublevación.
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Incluso, uno de los carros de combate intentó derribar la puerta, por donde luego ingresó caminando el general Juan José Zúñiga, cabecilla del fallido movimiento.
Las tropas sublevadas se apostaron frente a la sede de gobierno, en pleno centro de La Paz, antes de replegarse. Zúñiga también abandonó el lugar, tras lo cual fue detenido y presentado en un cuartel de la Policía, junto al comandante general de la Armada Boliviana (Marina), el vicealmirante Juan Arnez Salvador.
Ambos son acusados por la fiscalía por los delitos de terrorismo y alzamiento armado.
Después de varias horas se apaciguó el temporal, con el retorno de los uniformados a sus cuarteles y la detención de los dos jerarcas castrenses. En las últimas horas, Palacio de Gobierno difundió una conversación entre Arce y Zúñiga en las puertas de la casona presidencial, rodeados de militares.
Crisis económica
El incidente de los uniformados, que no se repetía en más de 20 año de vida democrática, se registra en medio de turbulencias en la economía, por la escasez de dólares que provoca reclamos en el comercio importador y de combustibles que enfada a sindicatos de transporte de carga.
El mismo Arce dijo en las redes sociales: “los bolivianos necesitamos trabajar para sacar adelante al país” y no sublevaciones que “dañan la imagen de la democracia boliviana a nivel internacional y generan incertidumbre innecesaria”.
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Como telón de fondo también está la disputa entre Arce y su mentor político, el expresidente Evo Morales (2006-2019), por la candidatura para las próximas elecciones generales de 2025, por un periodo de cinco años.
Zúñiga se sumó a las peleas políticas, tras expresar el lunes su firme oposición al eventual retorno al poder de Morales, quien se disputa con Arce el liderazgo del partido oficialista.
Este suceso agudiza la ya tensa situación en Bolivia, una economía que ha visto incrementar su riesgo país este año, según el índice EMBI de JP Morgan, alcanzando los 1.980 puntos, superando incluso a Argentina y Ecuador.
Mauricio Méndez Díaz, analista de REC Investments, comentó a La República: “De hecho, venía subiendo desde el mes pasado con más fuerza por su escasez de dólares e incluso por esos rumores de problemas entre el Ejército y la Presidencia”.
El país ha enfrentado una crisis económica debido a la caída de las exportaciones de gas natural, la escasez de dólares y un colapso de la paridad monetaria.
Este año, la inflación acumuló cinco meses al alza, alcanzando el 3,5%, un nivel más alto que durante la pandemia de COVID-19. Las agencias calificadoras de riesgo han dado bajas notas al país: Moody’s lo coloca en Caa3, Fitch Ratings en CCC+ y S&P Global Ratings en B-.
Bolivia es uno de los países más políticamente inestables del mundo, con casi 200 golpes y revoluciones desde su independencia de España. En 2019, el expresidente Evo Morales fue derrocado por el Ejército tras unas elecciones controvertidas.
En 2023, el país evitó por poco una crisis financiera al aprobar una ley que permitió al banco central vender la mitad de sus reservas de oro. Seis meses después, casi todas esas reservas se habían agotado, quedando solo 23,5 toneladas de oro, según lo permitido por la ley.
En abril, el país enfrentó un pánico financiero cuando el banco central prácticamente se quedó sin dólares.
La situación se estabilizó momentáneamente gracias a la venta de reservas de oro, pero un reciente informe alarmó a los mercados al mostrar que el banco central se había quedado sin sus últimas 26 toneladas del metal, una reducción del 40% desde abril.
Gobiernos de Ecuador, Brasil y Colombia han expresado su apoyo a la democracia en Bolivia. La Casa Blanca, tras un Consejo de Seguridad, también llamó a la calma y al orden en el país sudamericano.
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