CRISIS. Los ecuatorianos están cansados del ajuste, pero se avizora una nueva reforma tributaria en 2026.
ECUADOR:
Tras el revés en la consulta popular, y aunque la sociedad no quiera saber de más ajustes, el país necesita una reforma tributaria integral urgente, no más parches fiscales. ¿Qué medidas se pueden esperar?
La derrota del Gobierno de Daniel Noboa en la consulta popular, que refleja una sociedad cansada de los ajustes y los sacrificios, dejó una pregunta crucial en el aire: ¿Se puede, en ese contexto, sacar adelante la reforma tributaria que exige la compleja situación fiscal del país?
La respuesta es clara: no solo se puede, sino que se debe porque las finanzas públicas dependen cada vez más de los impuestos y el actual sistema tributario está colapsando y obsoleto.
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Mauricio Pozo, exministro de Economía, advierte que el margen político es menor, pero que el Gobierno no tiene alternativa si quiere sostener el acuerdo con el FMI y evitar un deterioro económico mayor. “El Gobierno no puede darse el lujo de romper el acuerdo con los multilaterales. Eso sí tendría un impacto en los mercados y en el riesgo país”.
A esto se suma un déficit fiscal que supera en más de $2.000 millones lo previsto en el programa con el FMI, un riesgo país que complica la emisión de bonos de deuda externa y una caja estatal que depende cada vez más de endeudarse para pagar vencimientos básicos.
“Estamos tapando deuda con más deuda, abriendo un hueco para tapar otro, y el hueco que estamos abriendo es más grande que el anterior”, acotó
Frente a este escenario, la pregunta ya no es si habrá una reforma tributaria, sino cómo debería ser para que no fracase desde su nacimiento.
¿Por qué una reforma tributaria es inevitable en Ecuador?
¿Por qué la reforma es inevitable?
El país enfrenta una tríada de problemas estructurales:
Un déficit fiscal creciente.
Una deuda interna que solo puede cubrirse con más deuda.
Un sistema tributario que recauda mal, devuelve demasiado y genera distorsiones.
Según Napoleón Santamaría, abogado tributario, Ecuador perdió la capacidad de sostener un modelo basado en recaudación anticipada y devoluciones masivas. “Este país hoy en día vive de los impuestos. No tenemos otro recurso importante que ingrese a la caja fiscal”, sostiene.
Solo en 2025, el Estado deberá devolver alrededor de $870 millones en impuesto a la renta y mantiene atrasos de $475 millones en IVA con municipios, universidades y grupos vulnerables. “Nuestro régimen tributario es un Frankenstein: retazos incongruentes que generan un sistema pernicioso donde el Estado cobra hoy y devuelve mañana”, explica Santamaría.
De acuerdo con Pozo, “se puede aplicar una reforma sin necesidad de aumentar las tasas impositivas”.
Antes que subir el IVA o el impuesto a la renta, el Gobierno debería ampliar la base y eliminar exenciones innecesarias.
Sin embargo, el requisito clave para cualquier acción es “claridad sobre a dónde quiere llegar el Gobierno. Se necesita saber por dónde se va a caminar”. En esto es dónde más se ha fallado.
Lo que debería incluir una reforma tributaria integral en Ecuador
Santamaría plantea una reestructuración total, no ajustes cosméticos. Estos serían los ejes:
1 Ampliación real de la base de contribuyentes. Para Santamaría, el país no necesita únicamente nuevas leyes: necesita capacidad operativa. Eso implica más personal técnico, mejores sistemas de inteligencia fiscal, cruce automático de datos, auditorías electrónicas y fortalecimiento de todas las entidades de control.
Hoy el SRI, la Aduana y los municipios son los organismos con menor crecimiento en personal, tecnología y formación técnica en comparación con otras áreas del Estado.
La ampliación de la base no puede quedarse en discurso: requiere identificar a evasores, formalizar sectores informales, usar inteligencia artificial para cruces de información y coordinar controles entre niveles de gobierno.
Solo así se puede recaudar más sin subir impuestos.
2 Revisión de tarifas para volver al país competitivo. Ecuador tiene tarifas que, frente a sus vecinos, desincentivan la inversión. El caso más evidente: la distribución de dividendos al exterior, que aquí paga 10%, mientras que en Perú la tarifa es de 5%.
Santamaría sostiene que una reforma seria no puede ignorar esta realidad. Tiene que corregir distorsiones y evitar que empresas busquen destinos más baratos.
“Podemos ser más competitivos en unas tarifas y compensarlo en otras.”
Esto implica revisar impuestos corporativos, incentivos, regímenes especiales y cargas impositivas que hoy hacen que producir en Ecuador sea más costoso que en Perú o Colombia.
3 Eliminar impuestos ineficientes
El ejemplo emblemático es el Impuesto a los Consumos Especiales (ICE). Es el cuarto impuesto en importancia, pero recauda menos de la mitad del tercero (el ISD), a pesar del enorme costo operativo para cobrarlo.
Es un impuesto fácil de evadir, difícil de fiscalizar y que distorsiona mercados.
Santamaría es tajante: “El ICE es un dolor de cabeza, es de muy fácil evasión y recauda menos de la mitad que el ISD. Hay que replantearlo.”
4 Reducir subsidios fiscales y exigir “performance tributario”. El Estado devuelve impuestos, especialmente IVA e impuesto a la renta, a sectores que sí deben ser apoyados (como exportadores o personas vulnerables). El problema, dice Santamaría, es que se hacen devoluciones sin exigir un mínimo comportamiento fiscal.
“El Estado subsidia tributariamente a empresas sin pedirles ningún comportamiento fiscal. Eso no puede seguir.”, afirmó.
La propuesta es que si una empresa recibe beneficios, debe mostrar transparencia, pago mínimo de impuesto a la renta, generación de empleo y buenas prácticas formales.
Es decir, subsidios sí, pero con reglas claras y obligaciones verificables.
5 Ordenar el gasto tributario: décadas de errores acumulados. Ecuador tiene productos que durante 20 años se vendieron con IVA cero por confusiones normativas. Esto revela un sistema donde hay contradicciones entre artículos, reglamentos y resoluciones.
El gasto tributario debe revisarse caso por caso para determinar:
Exenciones que ya no tienen sentido.
Beneficios que benefician a pocos, pero cuestan millones al Estado.
Errores interpretativos que drenaron la recaudación sin justificación técnica.
Una reforma integral debe depurar, simplificar y eliminar inconsistencias para que el sistema sea comprensible para ciudadanos y empresas.
Se debe mantener el IVA 0% para los que realmente son productos y servicios básicos, que es la mayor parte del gasto tributario, y revisar todo lo demás que es ineficiente.
6 Una justicia tributaria realmente especializada. Según Santamaría, “tenemos una justicia tributaria pobre, ignorante o corrupta. Necesitamos jueces especializados.”
Esto significa crear juzgados y salas tributarias, con jueces formados en derecho fiscal, normas contables, economía y procedimientos técnicos. Sin un sistema judicial confiable, ningún inversionista local o extranjero se arriesga.
7 Arbitraje internacional obligatorio para atraer inversión. Ecuador necesita ofrecer garantías que su propia justicia hoy no puede asegurar. Por eso Santamaría sostiene que el país debe incorporar el arbitraje nacional e internacional como obligatorio en contratos de inversión.
Esto no es un lujo, sino una herramienta moderna que ya aplican países como Perú.
Garantiza que las controversias no queden en manos de tribunales locales lentos o inexpertos y que las empresas puedan confiar en un proceso justo. (JS)
Más de $6 de cada $10 de ingresos del Estado vienen de los impuestos, sin incluir los aranceles cobrados por aduanas. El petróleo solo genera entre el 6% y 10% de los ingresos del Presupuesto General del Estado










