FOTO: JAVIER GONZALEZ PENAGOS
Después de semanas de incertidumbre y parálisis, finalmente este martes la Comisión Séptima del Senado retomó el debate de la reforma a la salud del Gobierno de Gustavo Petro. Sin embargo, el panorama sigue luciendo empantanado: nuevamente la iniciativa quedó en veremos, mientras persiste el riesgo de que crezcan sus detractores y justo cuando se acentúan las dudas frente a su futuro en pleno periodo electoral.
Por si no fueran pocos los cuestionamientos que se ciernen alrededor del proyecto –que se discute en el tercero de sus cuatro debates–, la reforma recibió una estocada luego de que las Comisiones Económicas del Congreso hundieron otra iniciativa de primer orden del Gobierno: la reforma tributaria. ¿La razón?
Una proposición aprobada por mayoría en octubre pasado en la Comisión que ató la viabilidad financiera del proyecto al futuro de la denominada ‘Ley de Financiamiento’, teniendo en cuenta que allí estarían contemplados recursos adicionales y rubros específicos para financiar el proceso de transición, operación y fortalecimiento institucional que demanda el nuevo modelo de salud.
Justamente, lo acordado era que hasta tanto no se tuviera certeza de lo que iba a ocurrir con la reforma tributaria, la de la salud quedaba en el congelador, con todo y que el ministro del Interior, Armando Benedetti, quiso acelerar la discusión con un mensaje de urgencia e insistencia. No obstante, hasta ayer –en paralelo con la discusión de la tributaria–, se reanudó el debate en la Comisión Séptima.
Si bien el proyecto estaba agendado en el primer punto, el orden del día ni siquiera alcanzó a ser aprobado y tanto senadores petristas como de oposición se enfrascaron en una discusión alrededor de si era conveniente o no arrancar el debate sin que se conociera la decisión de las Comisiones Económicas.
La senadora Lorena Ríos (Colombia Justa Libres), calificó como “irresponsable” discutir la reforma a la salud sin saber la suerte de la tributaria. “Hasta tanto no tengamos una decisión final, no deberíamos estar discutiendo este orden del día”, reclamó. “No podemos ser irresponsables de ir a aprobar o a debatir algo que hoy no tiene financiamiento”, dijo a su turno el senador de oposición Alirio Barrera (Centro Democrático).
Lo que vino después fue una oleada de reclamos de lado y lado –acompañados de réplicas y mociones de orden–, mientras el presidente de la Comisión, el senador Miguel Ángel Pinto (Partido Liberal), trataba de calmar los ánimos y dar claridades jurídicas. Lo cierto es que la sesión concluyó en un rosario de intervenciones sin decisiones de fondo.
De hecho, una vez se conoció el futuro de la fallida reforma tributaria, el senador uribista Honorio Henríquez pidió explicaciones al Gobierno y reclamó la presencia del ministro de Hacienda, Germán Ávila, para que señale “de dónde van a salir los recursos para la reforma a la salud que tenían pensado que iban a salir de la Ley de Financiamiento”.
Fue tal la incertidumbre en que quedó la iniciativa, sumado a la pelotera que se desató, el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo –que compareció puntual al debate–, resolvió abandonar el recinto y alegó que “no hay interés en discutir la reforma”.
Según Jaramillo, el hundimiento de la tributaria no afecta la financiación de la reforma a la salud, al tiempo que destacó que habría ingresos fijo como el denominado impuesto saludable. “Les hicimos llegar un informe diciendo claramente que si no se llegaba a aprobar lo que ya no se aprobó, la Ley de Financiamiento, eso no afectaba de ninguna manera el tema de la salud”.
A su turno, el senador Pinto manifestó que en la sesión de este miércoles, cuando se prevé que se retome el debate del proyecto, citarán al ministro de Hacienda “para que nos diga ahora cómo queda esta iniciativa sin esos recursos que ellos tenían presupuestados y cuáles van a ser las fuentes de financiamiento que van a reemplazar para sacar adelante una reforma que no tiene recursos para el 2026”.
Cuentas en rojo para el Gobierno: mayorías adversas complican el futuro de la reforma a la salud
Mientras crece la incertidumbre por el futuro del proyecto –hay plazo de discutirlo hasta el 20 de junio, en medio de la cada vez más pugnaz coyuntura electoral de 2026–, ayer se consolidaron los bandos a favor y en contra de la reforma.
Por un lado, persiste la mayoría de la coalición de ocho de 14 senadores que hundió la reforma a la salud en la Séptima en abril de 2024. Allí se cuentan Miguel Ángel Pinto, Lorena Ríos, Honorio Henríquez, Alirio Barrera, Nadia Blel, Esperanza Andrade (ambas del Partido Conservador) y Ana Paola Agudelo (MIRA), quienes siguen expresando reparos y no apoyarían la reforma.
Por otro lado, a favor de la iniciativa se cuentan los senadores petristas Martha Peralta, Wilson Arias Castillo y Ferney Silva Idrobo (todos del Pacto Histórico), así como Omar de Jesús Restrepo (Comunes) y Fabián Díaz (Alianza Verde).
En la mitad quedan las senadoras Norma Hurtado, de La U –quien ha abogado por una ponencia alternativa del proyecto– y Berenice Bedoya (Alianza Social Independiente) que, aunque ha estado en contra de la iniciativa, fue señalada de tener cuotas en el Gobierno Petro a través del Fondo de Adaptación que podrían afectar la votación.
Es decir, las cuentas están decantadas entre siete senadores en contra de la reforma, cinco a favor y dos indecisos. Como son 14 congresistas en la Comisión Séptima, el número mágico para avalar o hundir el proyecto será una mayoría de ocho.
Con todo, consciente de que no cuentan con mayorías, el senador Fabián Díaz reveló ayer la estrategia del petrismo para salvar la iniciativa: una apelación, el mismo recurso que presentaron cuando se hundió en la Séptima la desahuciada reforma laboral, pero que terminó reviviendo en otra comisión que discutió el proyecto y le dio vía libre.
“Le solicitamos a la Comisión Séptima dejar a un lado esas dilaciones y si la van a archivar, que la archiven porque la vamos a apelar”, explicó Díaz.
