El modus operandi de los lugartenientes de ‘Otoniel’ ya lo han aplicado cuando las autoridades han detenido o abatido a cabecillas del Clan del Golfo.
El “coletazo” de la extradición a Estados Unidos de alias ‘Otoniel’ , lo están sufriendo miles de colombianos en los departamentos de la zona noroccidental del país.
Un comerciante asesinado en Cereté, un policía herido en la región del Urabá, 32 vehículos incinerados entre camiones, tractomulas y motos en vías principales y secundarias, pueblos completamente confinados, ahora no por la pandemia sino por las amenazas del Clan del Golfo y un ambiente de zozobra absoluta es el que se vive en los antiguos dominios de Dairo Antonio Usuga, el temible capo que ahora permanece detenido en Nueva York.
El modus operandi de los lugartenientes de ‘Otoniel’ ya lo han aplicado cuando las autoridades han detenido o abatido a cabecillas del Clan del Golfo: envían panfletos, generalmente intentando ponerle un barniz de política, amenazando a líderes de izquierda pero a renglón seguido advierten de consecuencias graves para quienes abran sus negocios o lleven una vida normal.
En esta oportunidad, el temor y la zozobra sembrados por los hombres de ‘Otoniel’, recorren los departamentos de Atlántico, Bolívar, Córdoba, Sucre, Cesar y Antioquia, en donde se ha visto reducido el transporte de pasajeros y de carga por carretera e incluso han sido obligados a cerrar sus locales, las empresas dedicadas a la recepción de giros de dinero.
A partir de hoy, el Ministro de Defensa, Diego Molano y la cúpula militar, recorrerán las zonas más afectadas por las actuaciones violentas del Clan del Golfo, principalmente para dar garantías que permitan normalizar la vida de miles de personas. A propósito, el Ministerio de Transporte activó la póliza antiterrorismo para los vehículos que se movilicen por las carreteras de las zonas amenazadas.
Al final, el narcotráfico intenta hacerse sentir mediante actos violentos tras la extradición de Otoniel, mientras el negocio ilícito permanece intacto, al punto que las mafias desde Colombia proveen 9 de cada 10 toneladas de cocaína que se consumen en las calles de las grandes ciudades estadounidenses.