HECHO. Las franquicias de negocios como cafeterías siguen llegando a Ecuador, a pesar de los problemas estructurales del país.
ECUADOR:
El país acoge franquicias sobre todo de cafeterías, tiendas y marcas de retail, porque su mercado, logística y clima de inversión favorecen modelos replicables de bajo riesgo, pero no proyectos industriales o tecnológicos de gran escala.
En los últimos años, Ecuador ha visto llegar nuevas franquicias de comida, cafeterías, moda y retail internacional. Pero, al mismo tiempo, el país sigue fuera del radar de las grandes tecnológicas y de las multinacionales industriales que instalan plantas, centros de datos, hubs logísticos o sedes regionales en otras capitales latinoamericanas.
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Esto no es casualidad. La apuesta global por Ecuador se concentra en negocios replicables de bajo riesgo, mientras que los proyectos de mayor escala demandan condiciones estructurales que el país, especialmente ciudades como Quito, aún no ofrece.
1. El modelo de franquicia encaja perfecto en un mercado pequeño y regulatoriamente complejo. Las franquicias internacionales de comida rápida, cafeterías y moda operan sobre un principio simple: estandarización + manuales + poca personalización + socios locales.
Es un camino de entrada rápido, barato y casi sin riesgo operativo en mercados donde la demanda es estable, pero la complejidad regulatoria desalienta operaciones industriales.
No hace falta construir fábricas, cadenas logísticas sofisticadas ni equipos de ingeniería. Basta un socio local fuerte, entrenamiento centralizado y un formato probado.
“El caso más visible fue el desembarco de Starbucks en Ecuador, mediante un esquema clásico: marca global + operador local + formato replicable. Una ecuación imposible de igualar para proyectos que requieren instalaciones, tecnología, permisos y capital intensivo”, apuntó el economista Andrés Rodríguez.
2. La escala del mercado ecuatoriano limita la llegada de industria y tecnología. Las multinacionales industriales y tecnológicas no eligen países por intuición, sino por escala, acceso y potencial regional. Ecuador es un mercado pequeño, con menor población, menor volumen de consumo y un PIB per cápita más bajo que los países que sí atraen plantas y hubs tecnológicos, como México, Colombia, Chile o Perú.
En los últimos años, el PIB per cápita de Ecuador incluso ha caído, ubicándose en alrededor de $6.000 al año. Es decir que la riqueza generada por cada ecuatoriano al mes es de apenas $500.
En palabras simples, para una fábrica o un centro de I+D, Ecuador no ofrece ni suficiente demanda interna (bajos ingresos y riqueza) ni el tamaño para operar como plataforma logística regional.
En cambio, una franquicia sí puede ser rentable incluso con un mercado pequeño, porque depende únicamente del consumo urbano inmediato.
3. La inversión extranjera que llega a Ecuador no es del tipo industrial ni tecnológico. Los flujos recientes de Inversión Extranjera Directa (IED) hacia Ecuador se concentran en sectores primarios: energía, minería, infraestructura o servicios, no en manufactura avanzada ni tecnología.
“El país recibe inversión, pero no la que transforma la estructura productiva. Como consecuencia, los proyectos de bajo capital, como las franquicias de retail, se convierten en la alternativa natural para los inversionistas que buscan entrar sin comprometer millones en activos fijos”, apuntó Natalia López, economista.
4. Ecuador aún no tiene el ecosistema de innovación que atrae a los gigantes tecnológicos. Las grandes tecnológicas, y las ‘scale-ups’ que se expanden por la región, buscan países y ciudades con:
Talento especializado disponible
Universidades que produzcan investigación aplicable
Fondos de venture capital activos
Mercado regional o escala para crecer
5. Los costos regulatorios y la incertidumbre elevan el riesgo de proyectos complejos. Informes de organismos multilaterales, como el BID y el Banco Mundial, sobre clima de inversión, subrayan los mismos obstáculos: trámites engorrosos e ineficientes, incertidumbre regulatoria, variación normativa y riesgo político.
Para una franquicia, este entorno tiene impacto limitado: el socio local asume la operación y el negocio está diseñado para funcionar con protocolos estándar.
Pero para una planta industrial, un data center o un hub tecnológico, estos mismos obstáculos pueden duplicar costos y retrasar años un proyecto.
Así, incluso inversionistas con interés inicial encuentran que Ecuador no es competitivo frente a otros destinos con marcos más estables, escalables y predecibles.
7. La dolarización ayuda a las franquicias, pero no basta para atraer industria. La dolarización reduce riesgos cambiarios, un beneficio relevante para marcas globales que buscan ingresos estables. Pero no sustituye el talento especializado, la infraestructura logística o los marcos regulatorios predecibles que exigen los proyectos industriales o tecnológicos.
¿Cómo podría Ecuador atraer otro tipo de inversiones?
El Ecuador sí puede dar un salto, pero solo si trabaja en tres frentes simultáneos:
1. Aumentar la oferta de talento especializado mediante alianzas universidad–empresa y políticas activas de atracción de talento.
2. Crear plataformas logísticas e industriales competitivas, conectadas a puertos y corredores exportadores.
3. Mejorar la estabilidad regulatoria y simplificar trámites para que los costos ocultos no expulsen proyectos complejos. (JS)










