Desde la madrugada, equipos de la Alcaldía de Bogotá han desplegado presencia permanente en el Parque Nacional para hacer un abordaje a un grupo de personas de la comunidad indígena Emberá que intentan asentarse en ese entorno. “Reiteramos enfáticamente que esta vía de hecho no fue —ni será— permitida”, señaló el secretario de Gobierno, Gustavo Quintero.
“El parque se mantendrá sin ningún tipo de ocupación, y hacemos un llamado urgente a los voceros de la comunidad: no expondrán a los menores de edad a los riesgos evidentes que implica esta situación.”

En los últimos meses, la situación de la comunidad Emberá ha sido especialmente compleja. En mayo de 2025, alrededor de 300 personas de esa comunidad llegaron nuevamente al Parque Nacional tras salir de la UPI La Rioja, según informó la Secretaría Distrital de Gobierno. La Alcaldía alertó que entre quienes llegaron había aproximadamente 150 menores, lo que disparó preocupaciones sobre su protección, especialmente por las condiciones del espacio público: sin agua potable, sin baños adecuados y con riesgos por tránsito vehicular y clima.
Desde 2021, la comunidad Emberá ha transitado entre asentamientos en el parque, reubicaciones a albergues (UPI) y retornos forzados o espontáneos al centro de Bogotá. En 2023, organismos como la Defensoría del Pueblo denunciaron condiciones precarias —hacinamiento, falta de salubridad, infestaciones— en la UPI La Rioja, donde vivían cientos de indígenas Emberá. A finales de ese año y en 2024 se impulsaron planes de retorno a sus territorios con acompañamiento institucional.

La ocupación del Parque Nacional ha afectado el funcionamiento normal del espacio: el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) suspendió actividades recreativas y deportivas, impactando a miles de ciudadanos. La Alcaldía sostiene que ha invertido más de 22.000 millones de pesos en atención y reubicación, pero insiste en que no puede seguir costeando una situación insostenible, especialmente dado que el Estado nacional no ha cumplido con todas las obligaciones derivadas de relaciones previas.
Aunque se han abierto espacios de diálogo con la comunidad Emberá, la Administración Distrital ha dejado claro que el Parque Nacional no puede convertirse en asentamiento: “El espacio público no es un lugar adecuado para pernoctar, especialmente tratándose de niñas y niños”, dijo uno de los secretarios distritales.










