De acuerdo con una investigación de la red, solo el 0,6 % dice que quiere continuar ejerciendo la prostitución.
La explotación sexual y la trata de personas en Medellín siguen siendo una problemática creciente, según denunció Emma Sabina Franco Montoya, integrante de la Red Feminista Abolicionista de Medellín, en entrevista con Mañanas Blu 10:30 AM de Blu Radio.
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“Hay trata de personas internas: niñas de distintas comunas trasladadas a las zonas donde más se concentra esta actividad. Más del 60 % de las mujeres en prostitución en calle no pudieron terminar ni siquiera secundaria y sus escenarios laborales son mucho más limitados, sumándole la migración venezolana. Solo el 0,6 % dice que quiere continuar, hay entonces una necesidad de prender las alarmas”, advirtió Franco Montoya.
Zonas turísticas señaladas
De acuerdo con la organización, la explotación sexual se concentra en áreas de alta afluencia turística como la Comuna 10 (La Candelaria), la Comuna 14 (El Poblado) y la Comuna 11 (Laureles-Estadio).
Allí se han registrado casos de explotadores extranjeros, “hombres que venían de EE. UU. e Israel, por ejemplo, con el agravante de menores de edad en este tipo de circunstancias”.
La vocera señaló además que muchas de las mujeres involucradas provienen de sectores más vulnerables, especialmente de las comunas 1 y 10, desde donde son trasladadas hacia estas zonas. “Ese elemento es preocupante y ha ido en aumento después de la pandemia”, agregó.
Turismo sexual y cultura patriarcal
Franco Montoya también hizo un llamado a cuestionar el papel de la cultura y las políticas públicas en el incremento de la demanda. “El traslado de la demanda de prostitución tiene que ver con discursos de administraciones anteriores y, además, de la cultura patriarcal. En Medellín y Pereira las mujeres somos altamente sexualizadas y los extranjeros ya tienen toures específicos para explotación sexual”, denunció.
La lideresa feminista subrayó que factores como la pandemia y el desempleo se sumaron a la reactivación turística sin controles efectivos, lo que disparó la explotación sexual en zonas rosa de la ciudad. “La reactivación del turismo tras la pandemia no se ha hecho de manera responsable”, concluyó.