Trastornos alimentarios en Medellín: jóvenes, en riesgo y con poca atención en salud mental.
Una reciente investigación liderada por Tatiana Castañeda Quirama, docente del Politécnico Grancolombiano, en alianza con la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) de la Clínica CIGE en Medellín, revela cifras alarmantes sobre los trastornos alimentarios en el país.
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El estudio analizó a 130 pacientes, de los cuales el 94% eran mujeres jóvenes, con una edad promedio de 17 años. Los diagnósticos más comunes fueron anorexia (59%) y bulimia (28%), con altos índices de comorbilidades como depresión, ansiedad y trastorno límite de la personalidad. El 35% de las pacientes reportó ideación suicida y el 34% ya había intentado suicidarse. A pesar de la gravedad de estos cuadros, solo el 40% había recibido atención psicológica o psiquiátrica previa.
La mayoría señaló que la insatisfacción corporal, los ideales de delgadez impuestos por la sociedad y el temor al rechazo fueron detonantes del trastorno. Conductas como dietas extremas, uso de pastillas, purgas y ejercicio excesivo fueron comunes, lo que evidencia la falta de educación emocional y alimentaria.
Uno de los hallazgos más esperanzadores del estudio fue la eficacia del modelo ambulatorio intensivo de atención interdisciplinaria, que logró una tasa de remisión del 44.3% en 18 meses, superior al promedio internacional. Además, solo el 5% requirió hospitalización y el 2.3% tuvo recaídas.
El estudio exige al Estado fortalecer las políticas públicas, crear más centros especializados, y establecer indicadores claros para prevenir y tratar los TCA de manera integral y oportuna. La clave está en actuar desde la prevención y el acompañamiento continuo, con evidencia que demuestra que la recuperación sí es posible.