jueves, noviembre 27, 2025
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Ecuador destina más del 40% de su presupuesto a pagar su deuda pública: ¿por qué debe renegociarse?

GOBIERNO. El presidente de la República, Daniel Noboa tiene el reto de reducir los pagos que cada año se hacen por servicio de deuda pública.

ECUADOR:

Con una deuda que consume $2 de cada $5 del presupuesto del Estado, Ecuador necesita una renegociación que reduzca pagos, ordene su deuda e incluya reformas estructurales para reducir la dependencia al endeudamiento.

De acuerdo con Santiago Mosquera, decano de la Escuela de Negocios de la Universidad de las Américas (UDLA), el peso de la deuda pública es moderado respecto al PIB, pero su perfil de vencimientos (intereses y amortizaciones) es muy demandante en el corto plazo.

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Para entender esto, Mosquera explica que la suma de intereses a pagar en 2026 por la deuda contraída ($4.470 millones) y las amortizaciones de deuda interna y externa ($8.351 millones) representan el equivalente al 73% de los impuestos que se espera recaudar durante todo el próximo año.

“Eso quiere decir que siete de cada diez dólares que usted paga de impuestos se van al servicio de la deuda pública, dejando apenas tres dólares para cubrir todos los bienes y servicios que se requiere sean provistos por el Estado. Está claro a todas luces que se requiere una mayor consolidación fiscal en el Gobierno del presidente Daniel Noboa”, apuntó Mosquera.

Según un reciente estudio titulado ‘Ecuador: Panorama reciente de la deuda’, elaborado por la Red Latinoamericana y del Caribe por Justicia Económica, Social y Climática (Latindadd) y Centro de Derechos Económicos y Sociales (CDES) de Ecuador, entre 2021–2024, el servicio de la deuda pública subió de $5.597 millones a $8.987 millones.

Solo en los primeros seis meses de 2205 se pagaron $4.931 millones, superando al gasto en salud y educación.

En este contexto, la pregunta de fondo es por qué el pago de la deuda pública, que en 2026 superará los $12.000 millones al año, o el equivalente al 41% del Presupuesto General del Estado (PGE) se ha vuelto insostenible.

La respuesta es que la principal condición para que la deuda pública sea sostenible es que los intereses y las amortizaciones puedan pagarse cómodamente con ingresos actuales.

Si la tasa de interés que se paga por la deuda es igual o mayor que la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), la situación se descontrola y se vuelve un peso para el Gobierno y la sociedad. Esto implica que la deuda pública no solo es un problema a corto plazo, sino que también representa un riesgo a largo plazo para la economía del país.

Entonces, el problema central es que la economía crece, en promedio, a menos del 2%; mientras la deuda cuesta un interés de entre el 4% y 6%.

Así, para que la deuda no sea insostenible de pagar, la economía ecuatoriana debería crecer un 6% de manera consistente y permanente por muchos años.

Si no se toman medidas desde ahora para impulsar el crecimiento económico y la generación de empleo, que incluyen reformas profundas en el tamaño del Estado, el mercado laboral, el sistema tributario y las inversiones, la reestructuración o renegociación de los pagos de la deuda pública solo representará ‘patear’ los problemas para más tarde.

Menos déficit fiscal y más crecimiento económico habrá exitosa la renegociación de la deuda pública
Actualmente, con corte a agosto de 2025, la deuda pública ecuatoriana suma $92.830,25 millones, es decir, un monto equivalente al 69% del PIB. De cara a una posible renegociación, Ecuador debe evitar seguir acumulando parches, sino hacer una renegociar integral de su deuda, tanto interna como externa. A la par, se debe reformar el Estado y la economía en su conjunto.

1 Bajar de manera estructural el gasto público para dar más espacio a que el sector privado impulse el crecimiento económico. De nada servirá renegociar la deuda si, como sucederá en 2026, se mantiene un déficit fiscal (más gastos que ingresos en el presupuesto estatal) de más de $5.400 millones. Para los próximos años, según el mismo Gobierno de Daniel Noboa, el déficit será mayor a $4.000 millones.

“Así, por más que se amplíen los plazos y mejoren las condiciones de la deuda pública que ya se tiene, cada año esa deuda aumentará más para cubrir el hueco del déficit. Si no se cambia de manera profunda el gasto, incluyendo, por ejemplo, una reforma a la seguridad social, el problema no se va a resolver. Si seguimos teniendo un Estado que necesita más y más recursos cada año, el cada vez más escaso sector formal de la economía seguirá cada vez más ahogado, y sin capacidad de crecer más, porque debe financiar a ese Estado”, explicó Andrés Rodríguez, economista.

2 Renegociar para lograr alivio real, no cosmético. Igual que Barbados, la estrategia debe apuntar a reducir intereses, extender plazos y ordenar la deuda interna y externa de manera simultánea. No basta con mover pagos: hay que bajar la presión anual que hoy vacía el presupuesto.

3 Suspender pagos mientras se negocia, con reglas. Hecho de forma coordinada y transparente, esto puede permitir que se proteja al Estado en el corto plazo mientras se trabaja en una solución de fondo.

4 Acompañar la renegociación con reformas que cierren la puerta al sobreendeudamiento. Reglas fiscales claras, administración eficiente, lucha contra la evasión y exenciones tributarias injustificadas, y mecanismos de control presupuestario. Una renegociación sin reformas sería apenas un respiro momentáneo.

5. Transparentar la deuda interna con entidades como el IESS. Uno de los puntos críticos de cualquier renegociación integral es la deuda interna. Uno de los principales acreedores, con más de $13.000 millones de bonos del Estado en su poder, es el IESS. Además, se debe incluir el tema de la deuda histórica (fondo de pensiones y salud), que supera los $27.000 millones, pero no está completamente auditada ni reconocida. Se debe transparentar todo, y buscar un acuerdo de pagos que no ahogue al Gobierno central y que mantenga un flujo de ingresos para el IESS.

5 Sustituir deuda cara por financiamiento más barato y útil. Préstamos de largo plazo para infraestructura, agua, energía, transición ambiental, bienestar social. El gran problema del Ecuador es que, luego del despilfarro y el aumento insostenible del gasto estatal en la década correísta, en los últimos años la deuda en su mayor parte solo sirve para pagar otras deudas y para cubrir el exceso de gasto corriente e improductivo que dispara el déficit. Si Ecuador reestructura su Estado, gasta más eficientemente y crece más, podrá abrir la puerta para endeudarse para proyectos productivos o de infraestructura que hagan más competitivo al país y generen más crecimiento económico. (JS)

Cifras claves para entender la deuda pública ecuatoriana
Composición:
58 % externa
42 % interna
Deuda externa dominada por multilaterales:
56,7 % multilaterales (BID, BM, FMI)
29–30 % bonos
10–12 % bilaterales, dominados por China
Deuda interna dominada por el IESS
Entre 2020 y 2024, la deuda interna creció un 83% por:

Nuevo endeudamiento directo.
Inclusión de pasivos antes no registrados.
Reconocimiento de deudas con IESS, BCE, GADs y banca pública.
El Estado mantiene una dependencia creciente del financiamiento interno, lo que presiona liquidez y afecta servicios públicos.

Servicio de la deuda:
En la Proforma 2026, el Estado debe pagar $12.387 millones
Entre 2021–2024, el servicio subió de $5.597 millones a 8.987 millones
Renegociación de 2020 redujo el peso de la deuda, pero no fue suficiente:
Entre 2014–2019 Ecuador emitió más de $15.000 millones en bonos de deuda externa a altas tasas de interés para cubrir los crecientes huecos fiscales cuando se agotó el modelo correísta de más gasto financiado por los altos precios del petróleo y el financiamiento chino.

Cuando llegó la pandemia, el pago de esos bonos se volvió insostenible y el Gobierno de Lenín Moreno los renegoció. Se logró bajar en más de $1.800 millones el monto total de la deuda, aplazó los mayores pagos por cinco años y bajó la tasa de interés. Sin embargo, desde 2026 el aplazamiento de pagos se acaba y se deben afrontar altos vencimientos.