Una serie de asaltos violentos, ocurridos a plena luz del día y en diversos sectores de la ciudad, evidencian una crisis de seguridad que la Fuerza Pública no logra contener.
Una sensación de indefensión e impunidad se apodera de los monterianos ante una alarmante ola de delincuencia que azota la ciudad, con robos a mano armada en establecimientos públicos, viviendas y hasta el hurto de vehículos, sin que las acciones de la Policía Nacional arrojen resultados concretos para capturar a los responsables.
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Los hechos, ocurridos en un lapso de apenas diez días, pintan un panorama preocupante. El pasado martes 23 de septiembre, a la 1:30 de la tarde y a escasos metros del Comando de Atención Inmediata (CAI Turístico), un hombre armado ingresó a la Compraventa y Joyería La 34, en el centro de la ciudad. El sujeto amordazó al personal y se alzó con dinero en efectivo y joyas de valor, demostrando una audacia que alarma a la ciudadanía.
‘Ráfaga’ de robos en Montería
Este incidente se suma al violento robo registrado la noche del domingo 14 de septiembre en el establecimiento ‘El Arepazo’, del barrio Buenavista. Cámaras de seguridad captaron el momento en que un delincuente, encañonando a un hombre frente a su pequeña hija, despojó a varios comensales de sus cadenas de oro para luego huir en una moto conducida por un cómplice.
Habitantes de la zona se quejan de la escasa presencia policial, señalando que “patrullan una vez por la noche y de resto brillan por su ausencia”.
La delincuencia también ha golpeado a quienes realizan sus compras diarias. Álvaro Castro, un pensionado de Planeta Rica, denunció el robo de su camioneta Mazda, placa JFZ 448, la mañana del miércoles 24 de septiembre en las inmediaciones del Mercado Popular del Oriente. “Al salir, la camioneta había desaparecido”, relató la víctima.
Pero quizás el caso más aterrador fue el ocurrido el jueves 18 de septiembre en la vereda El Faro #1. Varios hombres armados irrumpieron en una vivienda, sometieron a una docente de 53 años y a su esposo, a quienes golpearon y obligaron a permanecer en el suelo mientras saqueaban la propiedad.
Los criminales se llevaron un revólver, joyas, teléfonos y otros objetos de valor, huyendo en dos vehículos. Vecinos que acudieron a los gritos de auxilio tuvieron que liberar a la pareja.
Respuestas insuficientes y frustración ciudadana
Frente a esta seguidilla de delitos, las declaraciones de la Policía se han limitado a frases protocolarias. Para cada caso, la institución repite que “se adelantan las labores de rastreo”, “se revisan las cámaras de seguridad” y “se recopilan testimonios”. Sin embargo, estas acciones no se han traducido en capturas o recuperación de lo hurtado en los casos citados, generando una profunda desconfianza en la eficiencia de la autoridad.
Casos de justicia por cuenta propia
Esta percepción ha llevado a un incremento peligroso de los intentos de justicia por mano propia. En los últimos días, se han reportado varios casos de linchamientos e intentos de estos en distintas zonas del sur de Montería, un síntoma claro de la desesperación de una comunidad que se siente incapaz de protegerse.
La ciudad de Montería clama por una respuesta contundente y efectiva. La ciudadanía exige más que comunicados de prensa; demanda operativos concretos, disuasión visible en las calles y, sobre todo, resultados que devuelvan la confianza en que las autoridades pueden garantizar su seguridad y hacer cumplir la ley.