La red hospitalaria del Atlántico atraviesa una grave crisis financiera.
La crisis en la red hospitalaria del Atlántico deja al descubierto lo que podría ser un nuevo escándalo. Mientras a médicos, enfermeras y proveedores les acumulan deudas impagables, las cuentas de la ESE UNA recibieron, entre 2023 y 2025, más de $160 mil millones en giros directos del ADRES.
Lo más llamativo es que esos recursos no eran del hospital, sino que correspondían a servicios que prestaron terceros: desde UCI neonatal hasta laboratorios y radiología. Según los contratos, la ESE UNA debía tomar solo un porcentaje, entre el 12% y el 20%, y transferir el resto a los operadores. Pero en la práctica ocurrió otra cosa: el dinero llegó, se quedó en las arcas del hospital y apenas entregaron pequeños porcentajes a los verdaderos destinatarios. Pese a esto, a los trabajadores les siguieron diciendo, durante meses, que no tenían dinero para pagarles.
Así lo conoció Blu Radio luego de acceder un informe que fue presentado en febrero de este año, previo a la intervención que desarrolló el gobierno. En este, por ejemplo, uno de los operadores indicó que logró constatar a través del portal del Adres que entre 2023 y 2024, la ESE UNA recibió pagos que sumaron $9.500 millones por los servicios que ellos prestaron, sin embargo, de eso, al proveedor sólo le transfirieron $1.950 millones, es decir, el 20%.
Otro operador, encargado de servicios de radiología, recibió mucho menos. En su caso, por $11 mil millones que facturó durante 2024, sólo recibió pagos que sumaron $200 millones de pesos. En total, de $13 mil millones que facturó entre ese año y 2023, los giros de parte de ESE UNA apenas cubrieron un 8% de la deuda.
Al respecto, Blu Radio constató a través del Adres que la red hospitalaria del Atlántico recibió entre 2023 y 2025 más de $160 mil millones de pesos por la modalidad de giro directo por los servicios que estos proveedores prestaron. Sin embargo, los giros a los proveedores coinciden en ser inferiores a los recursos disponible en caja.
En resumen, la red hospitalaria del Atlántico habría estado recaudando y reteniendo recursos que no le pertenecían, mientras proveedores y trabajadores cargaban con una crisis que hoy tiene a esta red intervenida y a espera de medidas por parte del gobierno nacional.
Un contrato sobre proyecciones
El modelo de concesión que funciona hoy en la ESE UNA para servicios como UCI neonatal, laboratorio, alimentación, medicamentos y radiología no tiene un presupuesto fijo asignado. En cambio, se diseñó para que los operadores privados facturen directamente por cada servicio prestado, y de allí se le entregue a la ESE UNA un porcentaje de ganancia que va entre el 12 y el 20%.
Cada operador hizo sus propias proyecciones financieras según la capacidad instalada que iba a tener, mientras que se encargó de realizar adecuaciones de infraestructura, contratación de personal, compra de equipos y hasta pagos de servicios públicos. Con base en esos cálculos se estimaron los ingresos que habría y el pago que correspondería a la ESE UNA.
El problema es que esas cifras dependían del flujo real de pacientes y de la continuidad del servicio. Con la crisis de los últimos meses, la facturación ha sido al menos 70% menor a lo previsto al momento de la firma del contrato, lo que también ha afectado las proyecciones de ingresos para la red hospitalaria departamental.