¿Qué debo hacer para tener una vejez saludable?
Es una pregunta que cada vez cobra más relevancia a medida que nos acercamos a esa etapa de la vida. La ciencia tiene una respuesta clara: mantener hábitos que promuevan el bienestar, entre ellos una alimentación balanceada, rica en nutrientes y capaz de sostener la calidad de vida en la adultez mayor.
Uno de los aspectos más importantes en ese periodo es el consumo adecuado de proteínas, ya que son fundamentales para preservar la masa muscular y prevenir complicaciones de salud. Pero no siempre resulta fácil alcanzar los niveles recomendados.
El estudio reciente de Maastrich reveló un hábito simple y accesible que puede marcar la diferencia: comer queso antes de dormir.
La evidencia científica detrás del queso nocturno
La investigación, publicada en la revista Clinical Nutrition, evaluó a 101 adultos mayores. A un grupo se le ofrecieron en promedio 38 gramos de queso en cubos entre las 7:30 y 9:30 p. m. El resultado fue un aumento de 11 gramos en la ingesta diaria de proteínas, lo que equivale al 18 % del total recomendado.
Lo más interesante es que ese aporte adicional no redujo el apetito ni afectó el consumo de alimentos al día siguiente. En palabras simples: el queso nocturno mejora la nutrición sin “quitar espacio” a otras comidas.
“La clave está en ofrecer alimentos que no solo sean ricos en nutrientes, sino también culturalmente aceptados y fáciles de incorporar en la rutina diaria. El queso cumple con todos estos criterios”, señala Patricia Savino, directora científica del Grupo Alpina.
Un hábito sencillo con grandes beneficios
Más allá de los números, el hallazgo resalta el valor de las estrategias prácticas para mejorar la dieta en adultos mayores. En muchos casos, el apetito disminuye o las porciones grandes no son bien toleradas. Un pequeño “snack” de queso, además de ser fácil de aceptar, puede tener efectos positivos en la síntesis muscular durante el sueño y, por lo tanto, en el mantenimiento de la masa muscular.
“Este tipo de hallazgos nos invita a repensar la forma en que abordamos la nutrición en adultos mayores, tanto en instituciones como en el hogar. El queso, por su densidad nutricional y buena aceptación, puede ser un aliado clave en la recuperación y el bienestar”, añade Savino.