El chirrinchi, bebida alcohólica proveniente del guarapo de panela, es parte de la tradición wayuu y de la vida cultural de La Guajira. Aunque también se consume en otras regiones del país, es en este departamento donde tiene mayor arraigo, utilizado en rituales, celebraciones y encuentros sociales que le dan un valor ancestral y comunitario.
Su origen se remonta a la época de la Colonia, cuando la destilación llegó a América. Desde entonces, se ha producido de manera artesanal, en alambiques rudimentarios y con métodos heredados de generación en generación. Este licor ha resistido el paso del tiempo y mantiene vigencia en la cultura guajira, aunque su consumo sigue siendo ilegal.
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Iniciativa en el Congreso genera debate en el país
El chirrinchi, o “yotshi” en lengua wayuunaiki, podría ser declarado Patrimonio Cultural de la Nación por iniciativa del congresista Jorge Cerchiaro. La propuesta busca proteger la producción artesanal de esta bebida, garantizar que el conocimiento se transmita a las nuevas generaciones y reservar su comercialización a las comunidades de La Guajira, como una manera de reconocer su importancia histórica y espiritual.
La iniciativa también plantea la creación de un Comité Interinstitucional para promover la cultura, el turismo y el desarrollo de mercados especiales alrededor del chirrinchi. Para muchos sectores, la medida significaría un paso en el fortalecimiento de la identidad cultural del pueblo wayuu, aunque no deja de despertar preocupaciones sobre sus riesgos para la salud.
Un licor con raíces, pero de consumo riesgoso
El médico Jorge Iguarán Quintero advierte que, pese a su connotación cultural, el chirrinchi es un licor artesanal que puede ser nocivo. Al elaborarse de manera clandestina, en recipientes de cobre y sin controles sanitarios, la bebida puede contener altos niveles de impurezas. Esto aumenta las probabilidades de intoxicaciones, gastritis, enfermedades hepáticas e incluso cirrosis en los consumidores frecuentes.
Según Iguarán, su bajo costo incentiva un consumo excesivo y prolongado que termina generando dependencia física y psicológica. Además, su abuso puede derivar en riñas, alteraciones del orden público y otros problemas sociales. Para el especialista, más que un símbolo cultural, el chirrinchi representa un riesgo constante para la salud y la convivencia.
Entre lo ancestral y el peligro para la salud
Aun con sus riesgos, el chirrinchi conserva un lugar en los rituales wayuu, donde se utiliza en matrimonios, funerales y prácticas comunitarias. También se le atribuyen usos medicinales, como analgésico para dolores de muela o garganta, o como antiséptico para lavar heridas y aliviar irritaciones. Estos beneficios, sin embargo, no eliminan los efectos negativos de su consumo prolongado.
El debate está abierto: para algunos, declarar el chirrinchi como patrimonio es una forma de dignificar la cultura guajira y proteger una tradición viva. Para otros, es más riesgoso que beneficioso, ya que podría promover su consumo sin atender las graves consecuencias de salud que acarrea. El Congreso tendrá que decidir entre el valor cultural y el impacto social de esta bebida.