En el asentamiento indígena Nacaramanta, no se han registrado contagios ni muertes a causa del virus.
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Mientras las autoridades departamentales y del distrito aprietan el paso en la vacunación en los diferentes ciclos autorizados por el Gobierno nacional, el asentamiento indígena Chimila, conformado por 200 familias se rehúsa aplicarse los biológicos para prevenir el coronavirus.
Los integrantes de la comunidad de Nacaramanta, ubicada a pocos minutos de la vereda Puerto mosquito, zona rural de Santa Marta, confían más en «los rezos, baños y pagamentos» que en la vacuna del COVID- 19.
Aseguran que, en 16 meses de pandemia en el mundo, en este lugar del pie de monte de la Sierra Nevada, ningún nativo se ha contagiado y menos muerto por cuenta del virus.