Líderes de la subregión y empresarios crearon una corporación para planificar e impulsar el desarrollo de grandes obras.
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Dos tramos de vías 4G, el túnel del Toyo, la llegada de la multinacional minera Zijin, ser paso obligado camino a los futuros puertos de Urabá, padrino del río Cauca en Antioquia y tener clima costero hacen del Occidente una región privilegiada, sin embargo, su desarrollo en las últimas décadas ha sido desordenado, concentrado solo en el tridente entre San Jerónimo, Sopetrán y Santa Fe.
Por eso líderes cívicos y empresariales de este codiciado punto del departamento crearon una corporación que ayudará a planificar el territorio, le dé voz y protagonismo, y atraiga inversión pública y privada. Conversamos al respecto con Manuel Villa, exsecretario Privado de Medellín y hoy director de ProOccidente.
¿Qué hacer para equilibrar la cancha en el Occidente y no solo concentrar el crecimiento en Santa Fe, San Jerónimo y Sopetrán?
“Son 19 municipios, una región extensa. Está ubicada en una línea estratégica que involucra al Valle de Aburrá, el Oriente y Urabá, donde vive el 84% de los habitantes de Antioquia. En la Agenda 2040 de la Gobernación esa línea se llama la Ciudad larga de los cuatro corazones, pero el Occidente es el corazón al que menos cariño se le ha dado. Se piensa en Urabá y sus puertos, en Medellín y su área metropolitana, y en el Oriente y su desarrollo aeroportuario.
El Occidente ha estado en el olvido del sector privado y de la institucionalidad, no se le ha dado el cariño pero hoy la realidad muestra que la región debe ser atendida de manera urgente porque ya llegaron grandes proyectos mineros, hidroeléctricos y las autopistas 4G. Fue un poco estigmatizada en una época por la criminalidad, la violencia y por ser solo receptora de fincas de recreo, pero es mucho más que eso, tiene historia, patrimonio, cultura, gran potencial turístico, agroindustrial y puede ser un gran nodo logístico”.
Hay una evidente ocupación desordenada del territorio en medio del auge de inversiones millonarios en proyectos viales, urbanísticos e industriales, ¿cómo debe la subregión unida enfrentar este fenómeno?
“Se nos está abriendo un túnel, todos queremos pasar por ahí, pero no conocemos bien a dónde llegar, ni sabemos a dónde queremos llegar. El Occidente ha venido reclamando atención, conectividad con el área metropolitana, pero no se planeó en su momento qué queríamos que pasara.
Llegará un montón de gente a municipios que tienen poblaciones pequeñas pero que en fines de semana pueden recibir todos 400.000 y 500.000 personas. El crecimiento corre el riesgo de ser difuso y espontáneo, lo que genera retos mayores porque no estamos planeando al mismo tiempo la capacidad de soporte del territorio, en conectividad, en formación de mano de obra. Queremos que el Occidente crezca pero que en el territorio sepamos para dónde vamos y estemos preparados”.
¿Y qué papel jugará entonces ProOccidente en la planificación del territorio?
“Las entidades territoriales reclaman colaboración en sus capacidades técnicas, financieras y administrativas. ProOccidente es una especie de desafío a la manera como se gobiernan las subregiones. ¿Qué pasa en los territorios? Lo que diga Bogotá o lo que se diga en Medellín, pero las subregiones vienen demandando mayor autonomía. Queremos ser un aliado que está pensando en conjunto en proyectos de desarrollo con las alcaldías, traer capacidades técnicas. Pretendemos también constituirnos en una plataforma que le dé voz al Occidente, que ha carecido de presencia y fuerza institucional. Falta reunir a los actores del territorio para pensar en el propósito superior que es la subregión”.
¿Qué proyectos tienen forma en esa ruta?
“Se han identificado oportunidades que sean estratégicas para la región, por estar ubicada entre Urabá y el Valle de Aburrá, dos centros económicos del departamento. Ese eje no solo es estratégico para Antioquia sino para el país. Occidente debe entender que mañana terminará pasando gran parte del comercio de Colombia cuando los puertos estén operando. Saber que seremos un cruce de caminos nos impone la necesidad de concebirnos como un nodo estratégico de desarrollo. Pasará el tren hacia Urabá y una línea del metro de Medellín, lo que puede traer una zona franca o un puerto seco con zonas industriales donde se reubiquen empresas y se genere empleo, se formen jóvenes para trabajar en su propio territorio, proyectos de consolidación urbana, hospitales de primer nivel, hotelería de calidad, senderismo, planes de reforestación, aprovechar la navegabilidad del río Cauca con el embalse de Hidroituango, parques recreativos, jardines botánicos, proyectos de vivienda de interés social y hogares para la tercera edad”.
