Los aumentos de estas enfermedades en las últimas semanas colapsaron la atención hospitalaria, ya compleja por la población que va al Tapón del Darién.
Enfermarse o sufrir un accidente en Necoclí actualmente es más peligroso de lo acostumbrado, puesto que el Hospital San Sebastián de Urabá, de la localidad, está colapsado porque no hay camas en las urgencias por cuenta del incremento de los casos de malaria y dengue, además de la atención que se le brinda a los migrantes que van hacia el Tapón del Darién.
La situación es tan crítica, teniendo en cuenta que el centro asistencial de este municipio del Urabá antioqueño solo hay seis camas de urgencias, que ya se está haciendo mención de tener que suspender de manera temporal sus servicios.
“Realmente estamos viviendo una crisis muy profunda en el hospital de Necoclí, porque es una institución que no tiene muchas camas. Tiene tan solo seis camas de urgencias, y esta población consulta mucho, sobre todo por urgencias porque esta desatendida”, manifestó Ramírez.
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Para colmo, el hospital no tiene recursos suficientes para poder afrontar este tipo de emergencias, puesto que el Gobierno Nacional no ha saldado la deuda de 1.118 millones de pesos por las distintas atenciones prestadas, comenzando por la realizada por la población de migrantes que están de paso en la localidad, pero que saturan los servicios de salud.
Planes de fumigación
Mientras se busca una solución a los problemas económicos de este centro asistencial de Necoclí, desde la Gobernación de Antioquia anunciaron labores paralelas de fumigación en todo el departamento, principalmente en el Urabá y el Bajo Cauca, las subregiones más afectadas por estas dos enfermedades.
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Adicionalmente se han instalado 34.000 toldillos en estas subregiones y se continúa buscando la manera de reforzar la atención de las personas afectadas por estas enfermedades transmitidas por mosquitos.
Sin embargo, las autoridades de salud del departamento aseguraron que se pueden quedar cortos los esfuerzos si no hay apoyo de la comunidad para el manejo de las aguas estancadas en las viviendas, fincas y demás entornos.
“Básicamente hay que reforzar mucho en la capacitación, en la educación de la población. Hay que eliminar los reservorios de agua”, manifestó la secretaria Ramírez, al tiempo que reiteraron la importancia de usar el repelente, vestuario de manga larga y realizarse pruebas en caso de sospecha.